Estudiante en Trabajos Voluntarios de Verano: “Fue una experiencia demasiado gratificante, muy enriquecedora”

“Das sin recibir nada a cambio. Entonces, cuando te agradecen, feliz por la ayuda que dimos, me ha dejado plena, llena de energías positivas. Es muy lindo todo, diferente a todo lo que había hecho antes, así que me gustó mucho”. Andrea Leal, estudiante de la Carrera de Psicología en la Universidad Santo Tomás Santiago, resumió con estas palabras su experiencia en los Trabajos Voluntarios de Verano 2023, desarrollados con la localidad de Rauco, en la Séptima Región.

Como ella, fueron más de 120 estudiantes de diversas carreras, tanto de UST Santiago, como de IP Santo Tomás Santiago Centro, de IP-CFT Santo Tomás Puente Alto, IP-CFT Santo Tomás San Joaquín, IP Santo Tomás Curicó e IP-CFT Santo Tomás Rancagua, que se sumaron a esta tradicional iniciativa organizada por la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE), donde los jóvenes tomasinos dedican parte de sus merecidas vacaciones en beneficio de otros.

La estudiante de Psicología, quien también es colaboradora de la Dirección de Personal de la UST Santiago, destacó que “fue una experiencia demasiado gratificante, muy enriquecedora».

«Llegué con el corazón muy llenito, porque no sólo conoces gente, sino que también entregas algo. Es muy lindo cuando ves a esas personas sonreír. Me encantó la experiencia. Aprendí mucho”.

Valentín Leguizamón, de Geología, fue otro de los jóvenes tomasinos que participaron y coincidió con Andrea, resaltando que “lo más lindo fue ver las sonrisas de las personas cuando dábamos por terminados los Trabajos Voluntarios. Todo se cumplió e, incluso, sobrepasó los límites. Llegamos a cada uno de los rincones de las casas con un abrazo, una sonrisa y una alegría. Nos sacamos la mugre trabajando, pero es lo más lindo que uno puede hacer como persona”.

“Uno vuelve más humano, más sensible y con el corazón más tocado por esas personas. Aquí lo tenemos todo, nos quejamos por diversas cosas, pero allá hay gente que no tiene cómo bañarse, no tenían agua, no tenían un techo para refugiarse del calor. Entonces, es enriquecedor, porque vemos otra realidad y ahí estuvimos para ayudarlos en algo”.

En tanto, para Francisca Bravo, de Contador Público y Auditor, la experiencia “fue sorprendentemente satisfactoria. Desde que bajé del bus solo pensé en las personas que voy a ayudar y, también, en la posibilidad de conocer a gente con un pensamiento igual al mío, dispuestos a ayudar a las familias que lo necesitan. Fue una gratificación personal, una extensión de mi empatía. Las familias estaban muy felices y agradecidas”.

Esfuerzo y gratitud

En esta oportunidad, los estudiantes y coordinadores DAE de las seis sedes participantes tuvieron que cubrir una zona más amplia que lo que acostumbraban en Trabajos Voluntarios anteriores. Sin embargo, eso no fue impedimento para cerrar con éxito las metas propuestas con la gente de Rauco. De eso dio cuenta Paula Virgilio, Directora de Asuntos Estudiantiles UST Santiago: “Lo logramos. Nada impidió que termináramos con éxito los 28 casos que fuimos a trabajar”.

“La gente ya los reconocía con sus poleras verdes. Había veces que los estudiantes tenían que trasladarse caminando y la gente que iba en autos, que ya los reconocía, los llevaba. Las largas caminatas, el intenso calor, no fueron impedimento para ellos y les generó una fuerza de equipo para terminar todo muy bien. Enriquecidos a pleno por ayudar», aseguró.

«Hubo mucha solidaridad entre ellos, mucha camaradería, aunque no se conocían, muy buenos equipos de trabajo, muy buenos líderes que los guiaron. Me encantó esa entrega absoluta que tuvieron para hacer bien la pega. Maravilloso”.

La Directora DAE entregó un ejemplo de lo que generaron los estudiantes tomasinos. “Un matrimonio de personas mayores, a quienes ayudaron nuestros estudiantes, vivían en soledad. La señora nos dijo: tuve a estos jóvenes por seis días en mi casa y me cambiaron la vida, me alegraron el día, los perros felices cuando llegaban, la música de ellos. Estos jóvenes les inyectaron energía a este matrimonio. La señora lloraba al despedirse de ellos. Qué más lindo relato que ése”, detalló Paula Virgilio.

Vivir la experiencia

Las palabras de los jóvenes que participaron reflejan, una vez más, que ésta es una experiencia que deben vivir en su paso por la Universidad Santo Tomás Santiago. Para Paula Virgilio, con estas jornadas de Trabajos Voluntarios queda de manifiesto que “nuestros muchachos llevan impregnado el Sello Santo Tomás”.

Andrea lo confirmó señalando que “es una experiencia maravillosa, es algo único, y tienen que hacerlo antes de terminar la universidad. Personalmente, quedé tan motivada que me seguiré sumando a los próximos voluntariados hasta que termine mi carrera. Me gustó muchísimo. Ha sido increíble. No van a perder nada en participar, al contrario, van a ganar mucho como personas”.

Por su parte, Valentín tuvo similar opinión y aseguró que “es fundamental lo que hace la universidad con los Trabajos Voluntarios. Ésta es la oportunidad para nosotros, como estudiantes, de ayudar a otros, de conocer la realidad, de crecer como personas, de fomentar valores. Uno se enriquece de conocimientos, pero, lo más importante, se llenan de valores tremendos como personas. Nos vinimos con el corazón lleno, muy felices”.

Francisca, en tanto, calificó el voluntariado como una jornada “totalmente enriquecedora, ya que descubrí nuevas facetas de mí, conocí personas nuevas y creamos lazos de familia. Ayudamos a familias a mejorar la calidad de sus vidas”. Por este motivo, hizo un llamado a sus compañeros de Contador Público y Auditor y de todas las carreras de UST Santiago a sumarse a esta iniciativa: “les hablaré de mi experiencia y esperó que, en un futuro, se animen a vivirla. Es única e inolvidable”.