Riesgo Climático para los Bancos

El cambio climático plantea un gran desafío para los bancos, y estos deberán desempeñar un papel de liderazgo para abordar los riesgos que plantea el cambio climático. A través de sus múltiples canales de transmisión, puede manifestarse e impactar otros tipos de riesgos principales que enfrentan los bancos, como el riesgo de crédito, de mercado, de liquidez, de reputación, etc. Hay una presión cada vez mayor por parte de los inversionistas y los reguladores sobre los bancos para mitigar los riesgos financieros derivados del cambio climático, ya que plantea un riesgo sistémico para la economía mundial. Los reguladores incluso han advertido a los bancos de sanciones más estrictas en caso de que los bancos no tomen medidas. Por ejemplo, el Banco Central Europeo advirtió a los bancos que, sino abordan los riesgos financieros derivados del cambio climático en los próximos dos años, se producirán mayores requisitos de capital y multas.

Dado que todas las etapas del ciclo de vida del crédito se ven afectadas por el riesgo climático, la integración de la evaluación del riesgo climático en la gestión del riesgo crediticio será un paso oneroso pero necesario para lograr un futuro neutral en carbono. La falta de estándares uniformes ha llevado a los bancos a seguir diferentes caminos en el abordaje de su riesgo climático, por lo que se hace difícil medir y monitorear la efectividad de sus acciones.

Desarrollar una estrategia de riesgo climático

En primer lugar, se debe diseñar una estrategia de riesgo climático de alto nivel que incluya el compromiso de cero neto para un año objetivo. Por lo general, se selecciona un marco de tiempo más corto para el cero neto de las operaciones propias y un marco de tiempo más largo para el cero neto o la neutralidad de carbono de sus actividades de financiación. Es necesario desarrollar un marco de gobernanza en torno a la estrategia climática que describa claramente las responsabilidades.

Evaluar y medir el riesgo de transición

El banco debe realizar una evaluación de la materialidad y vulnerabilidad de su cartera e identifica sectores clave para la acción inmediata. Esto requiere medir la huella de carbono de su cartera existente en estos sectores mediante la medición de las emisiones financiadas atribuibles a su financiamiento. Las metodologías proporcionadas por organizaciones como Partnership for Carbon Accounting Financials, pueden aprovecharse para los cálculos. Después de la evaluación, el banco debe desarrollar trayectorias de reducción de emisiones, alineadas con su estrategia de cero neto, utilizando escenarios climáticos apropiados aplicables a cada sector.

Organizaciones como la Agencia Internacional de Energía, Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, ISF, Network for Greening the Financial System, etc. brindan tales escenarios a escala global. Hay pocas entidades que también proporcionen vías de reducción de emisiones a nivel regional. En esta etapa, el banco también debe establecer algunos objetivos de reducción intermedios junto con las trayectorias desarrolladas que se utilizan como punto de referencia para monitorear el progreso. La iniciativa Science Based Targets recomienda tres enfoques diferentes para vincular la cartera de un banco con vías de estabilización climática y establecer los objetivos de reducción de emisiones necesarios para mantenerse dentro de un aumento de temperatura de 2°C por encima de los niveles preindustriales.

Este enfoque tiene sus propios desafíos inherentes. Un gran desafío es la falta de disponibilidad de datos relacionados con las emisiones para las empresas de su cartera, especialmente para el segmento de pymes de la cartera. El remedio para este desafío incluye estimar las emisiones del cliente usando datos de actividad y factor de emisiones o confiar en proveedores de datos. Esto afecta la precisión general de la medición, pero se recomienda comenzar y mejorar la calidad de los datos a medida que el banco alcanza una mayor madurez en la gestión del riesgo climático.

Evaluar y medir el riesgo físico

Evaluar el impacto financiero del riesgo físico inherente a la cartera de un banco implica el uso de modelos catastróficos sofisticados para estimar la probabilidad de que ocurra un peligro físico. Se implementan herramientas estadísticas complejas para traducir esta probabilidad en un impacto financiero, generalmente en forma de costos por daños. Otro desafío inherente es la disponibilidad de datos históricos para varios peligros físicos para las geografías seleccionadas. No muchos bancos tienen la capacidad de desarrollar dichos modelos internamente y, por lo tanto, buscan proveedores de servicios para respaldarlos. Una alternativa a esta metodología es utilizar tarjetas de puntuación de riesgo físico para calificar las exposiciones geográficas y los activos del banco e integrar estos hallazgos en los marcos de toma de decisiones.

Mitigación de Riesgos

Por último, el banco ahora debe idear formas de mitigar estos riesgos identificados. Hay múltiples opciones para elegir, pero las dos más utilizadas son: incorporar el riesgo climático en el apetito por el riesgo del banco y desarrollar un marco financiero sostenible. El banco puede integrar el riesgo climático en su apetito por el riesgo mediante el uso de cuadros de mando, incluidas las consideraciones sobre el riesgo climático en sus marcos de toma de decisiones, como sus directrices de préstamo, las pruebas de estrés del riesgo climático y la integración del proceso de evaluación de la adecuación del capital interno. El marco de finanzas sostenibles describe la metodología y los procedimientos asociados que se aplicaran para clasificar los productos y servicios financieros ofrecidos por el banco como finanzas sostenibles.

Informes

Finalmente, es importante que los bancos sean transparentes en sus procedimientos hasta el momento y divulguen sus metodologías y acciones de manera adecuada utilizando guías y principios de informes aceptados a nivel mundial. Incorporar el riesgo climático en el marco de riesgo crediticio existente de un banco es un largo viaje que puede no ser fácil, pero debe comenzar de inmediato para que cualquier economía dé pasos significativos hacia el cero neto.