El rol de los centros de práctica
Sin duda la formación práctica en educación superior impacta positivamente el perfil de egreso de sus estudiantes.
En sentido, el Centro Interuniversitario de Desarrollo -CINDA-, desarrolló un estudio cuyo principal valor es: identificar y rescatar estas experiencias, que tienen distintos grados de éxito, pero que están ahí, y permiten mostrar lo que es posible lograr y lo que falta por hacer.
Es así como el estudio explica que el origen de este tipo de formación se vincula al “esquema de maestros y discípulos, en el cual el aprendizaje se logra a través de una relación personal e integral, y que tiene varios siglos de antigüedad”. Tras esto, en el mundo universitario de los años 60 se promovió fuertemente la integración entre teoría y práctica como una forma de lograr aprendizajes más holísticos para alcanzar un desempeño profesional de carácter integral.
En este escenario las prácticas en terreno, los proyectos transdisciplinarios con componente social y de servicio público, la ejercitación del desempeño profesional en condiciones simuladas o controladas, para luego incorporar la formación por competencias, y el impulso a los centros de simulación, contribuyen al logro de la complejidad del aprendizaje práctico-teórico.
Todo esto, según informe del CINDA, invita a las instituciones de educación superior a definir perfiles de egreso que establecen con claridad las capacidades esperadas de los egresados al momento de titularse, y a partir de ello fortalecer sus condiciones de empleabilidad
Desde dicha perspectiva, debemos reconocer el rol estratégico de los distintos centros de práctica y las contrapartes, las que son clave para el logro de estos perfiles de egreso y la futura inserción exitosa de los técnicos y profesionales en el mundo laboral.
Asimismo, los centros de práctica actúan con un fuerte sentido de reciprocidad, relevando y valorizando el aporte que realiza la institución en términos del apoyo que significa contar con estudiantes en su proceso de práctica profesional, y al mismo tiempo como una posibilidad que permite la co-construcción del conocimiento científico-clínico.
En el caso de Santo Tomás, a nivel regional poseemos convenios marco público y privado; con el Servicio de Salud y con algunas Municipalidades, además de otros servicios y empresas, que nos dan la oportunidad de permitir cobertura a la población de estudiantes que año a año deben comenzar su etapa de formación práctica, siendo fundamentales en el logro de los perfiles de egreso, para que los futuros profesionales y técnicos puedan alcanzar sus sueños.