Maternidad y depresión post parto: una realidad incómoda
La Organización mundial de la salud define la depresión como un “trastorno caracterizado por la presencia de la tristeza, pérdida de interés sentimientos de culpa, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración”, y si le preguntas a una madre en puerperio si ha sentido alguno de estos síntomas es muy probable que su respuesta sea positiva.
De hecho, entre el 8% y el 13% de las mujeres presentan un síndrome depresivo durante el puerperio, que no es más que la denominada “depresión post parto”, por lo que es algo conocido, pero no siempre comentado, ya que aún se presenta un estigma alrededor de este diagnóstico.
El miedo a que te llamen loca o que te vean como incapacitada para sobrellevar la responsabilidad de ser madre puede impedir que la mujer transparente su situación y pida la ayuda necesaria.
Afortunadamente, bajo el alero del programa Chile Crece Contigo y desde el año 2000, existe un programa nacional para la detección, diagnóstico y tratamiento integral de la depresión, permitiendo que los profesionales de la salud pesquisen de manera oportuna la presencia de este trastorno y puedan realizar la intervención necesaria, acompañándola incluso después del parto, si es que lo necesitara.
La depresión post parto existe, ha existido y seguirá existiendo, ya que las mujeres tienden a presentar una mayor carga de responsabilidades familiares, laborales y sociales que las expone a este tipo de depresiones, sobre todo en este periodo post pandemia, donde nos mantuvimos confinados durante dos años, cortando muchos de los vínculos socio-afectivos que nos unían con la sociedad.
Por esta razón, la familia será un pilar fundamental para la madre, facilitando el cumplimiento de sus roles, bajando los niveles de ansiedad y presión en torno a ellos. En este proceso, los profesionales de salud estarán presentes, a través de los controles de embarazo y post parto, brindando tratamiento y manejo psicosocial para que el círculo familiar pueda vivir esta etapa de sus vidas de la mejor forma.
Si bien, el equipo de salud está capacitado para concientizar y educar respecto a estos trastornos, eliminar el estigma es tarea de todos. Conversar las preocupaciones, transparentar los miedos y evitar idealizar la maternidad nos permitirán vivir procesos más reales, cercanos y protegidos.