De vez en cuando…
Parafraseando a Joan Manuel Serrat, “De vez en cuando la vida, nos besa en la boca… de vez en cuando la vida, toma conmigo café”, cuando sentimos que nuestros sueños se concretan, cuando evidenciamos que nuestras metas paso a paso comienzan a cumplirse.
Todo basado en grandes cuotas de esfuerzo y sacrificio que, en definitiva y al final, ni siquiera nos damos cuenta del proceso vivido. Es entonces cuando estos momentos nos brindan una inmensa satisfacción y orgullo, nuestra autoestima está “en las nubes” y nos felicitan o nos felicitamos por el logro obtenido.
Desde nuestra concepción, los “procesos” nos acarrean grandes responsabilidades que debemos aceptar y asumir con todo lo mejor de cada uno. La vida, como todos sabemos, está hecha de “dulce y agraz”.
“De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza”, declama el cantautor español.
Es precisamente en estos instantes cuando nuestra sociedad en su conjunto – sin distinción de clase, color, raza, país, condición o sexo – vivimos momentos extremos, momentos en los que la vida nos pide aplicar toda nuestra experiencia, concentrarnos en los momentos felices y gratos, para enfrentar de mejor manera este trance. Valorar lo que somos como personas, valorar también a los demás y lo que hasta ahora hemos conseguido y nos permite además analizar la importancia de nuestras prioridades.
En estas situaciones coyunturales es cuando sale a relucir todo de nosotros, lo bueno y no tan bueno. Pero centralicemos nuestra energía en la responsabilidad conmigo, con los míos y también con los demás. La empatía, la generosidad, lo que nos permitirá salir fortalecidos de esta situación y crecer un poquito más como personas y seres humanos. “Colocar los pies en la tierra”, es decir, tomar conciencia de los acontecimientos y actuar en consecuencia. Si es posible para usted, quédese en casa.