18 Febrero: Día internacional del Síndrome de Asperger
El síndrome de Asperger es un trastorno neurobiológico caracterizado por dificultades que se manifiestan en la interacción social, la comunicación y un reducido número de intereses por parte de los individuos. Actualmente se incorpora dentro del “Trastorno del Espectro Autista” (TEA), de acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, DSMV 2013.
Es importante considerar que una persona con TEA posee características e intereses individuales y que los indicadores que se observan permiten identificar el grado de autismo que posee. Entre dichos elementos es posible apreciar que en una sala de clase están las dificultades de tipo comunicativas, como uso de lenguaje exageradamente formal (habitualmente descritos como diccionarios), falta de entonación (voz plana o mecánica) y falta reciprocidad, así mismo es posible observar escaso uso de gestos y comunicación no verbal deficiente. En algunas ocasiones les parece gracioso el mal uso de palabras o frases, sin embargo, poseen poca perspicacia para comprender chistes que carezcan de lógica; poseen escasa interacción social con niños de su edad y muestran falta de empatía en algunas situaciones (tienden a ser honestos en situaciones en que otros niños prefieren ser más blandos o simplemente callar).
Otro elemento que puede ser observado con facilidad en el contexto escolar son sus comportamientos repetitivos. Tienden a ser personas muy estructuradas, y ante cualquier cambio repentino de dicha estructura, como el cambio de puesto o la visita de una persona que no acostumbran, les provoca un grado de ansiedad que puede desencadenar una “crisis” de desregulación emocional, que algunos adultos confunden con pataletas o incluso como insolencia. Además de este comportamiento de desregulación, también es posible apreciar conductas de autoestimulación, como mecerse, mover las manos o tomar una posición fetal, que les permite autoregularse y calmarse.
Muestran intereses muy marcados, por lo que tienden a mostrar un desarrollo poco equilibrado, por ejemplo, un niño con Asperger puede mostrar interés por el aprendizaje de las matemáticas y aprender a leer incluso a temprana edad, sin embargo puede desinteresarle la música o el arte. O por el contrario, mostrar un desarrollo temprano de la motricidad y el dibujo, y desinteresarse o mostrar dificultad en el aprendizaje de la lectura y las matemáticas. También es posible apreciar en ellos dificultades de integración sensorial y/o propioceptivas, esto se observa en algunos niños aparente indiferencia ante un golpe provocado por una caída o incluso con lo brusco con que juegan (incluso con golpes) o hipersensibilidad a ruidos fuertes.
Rol de los educadores para un Sistema Inclusivo
Actualmente, en educación y en nuestro país, estamos altamente desafiados a responder a las diferencias y características individuales que presentan nuestros estudiantes, no solo aquellos que poseen algún síndrome o discapacidad, sino que a la diversidad que demanda un sistema inclusivo. Las políticas educativas y la cultura inclusiva al interior de la escuela son un factor primordial para responder efectivamente en el desarrollo integral y en el aprendizaje de todos los estudiantes. El decreto 83/2015 de educación llama a educadoras y docentes de educación parvularia y básica a implementar estrategias de diversificación que permitan dar respuestas educativas a todos los estudiantes. Uno de los elementos que se promueven se relacionan con identificar las características propias de los estudiantes; su nivel de acuerdo al aprendizaje esperado para su edad, y planificar en torno a ellas, favoreciendo el aprendizaje colaborativo y brindando diferentes oportunidades y situaciones de aprendizaje que cuenten con una variedad de representaciones y recursos.
Para ello, es primordial conocer las características de todo el curso, de manera de identificar las barreras de aprendizaje que podrían estar presentes al interior del aula para adecuar las clases a los intereses, responder metodológicamente y dar respuesta a los estudiantes. En este sentido para responder a los estudiantes con Asperger es importante tener un ambiente estructurado, con rutinas de trabajo claras, y que cuando sea necesario cambiarlas sea de forma anticipada al estudiante, de manera que reaccione de manera más apropiada. Por otra parte, es necesario integrar al estudiante al curso, incorporándolo en actividades de tipo colaborativo, entregando orientaciones claras que le permita a cada integrante conocer cuál es su función. Así mismo es fundamental incorporar temáticas del interés del estudiante en las actividades curriculares, de manera que se involucre en el proceso de aprendizaje. Por último, es importante respetar las rutinas y conductas del estudiante y normalizarlo con sus compañeros. Por ejemplo, si el estudiante ocupa un juguete (como una pelota o un peluche pequeño) para autoregularse, se le debe indicar a los compañeros que ese elemento lo calma y por eso él o ella lo puede tener en todo momento.
Finalmente, así como es importante comunicar a los estudiantes sobre la importancia del respeto a la diversidad para lograr la inclusión al interior de la escuela, es primordial educar a las familias sobre las características de los estudiantes que hay en el curso, de manera que visibilicen las estrategias y políticas que se implementan al interior del establecimiento, logrando así mayor empatía y compromiso en el trabajo de la comunidad educativa.