En la prevención del suicidio, actuamos todos
Desde el 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve cada 10 de septiembre el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de crear conciencia a nivel mundial, que el suicidio se puede prevenir.
Perder un familiar es un gran dolor, pero si esto se produce por suicidio, este dolor aumenta y persiste a lo largo del tiempo, preguntándonos de manera permanente qué tan responsables fuimos en esta decisión. Si los hubiésemos comprendido, ¿hubiera sido otra su decisión?
Según la OMS, el suicidio está entre las tres primeras causas de muerte entre las personas de 15 y 35 años. En Chile, llegamos a 10 casos por 100.000 habitantes al año (quinta causa de muerte en el país). Fuentes no oficiales refieren un aumento de suicidios en personas mayores en los que se llegaría a tasas sobre 35 casos por 100.000 habitantes al año.
Son múltiples los factores gatilladores y que aumentan el riesgo de suicidio. El 90% de los pacientes que se suicidan o lo intentan tiene de base una enfermedad de salud mental. También pueden ser personas con intentos suicidas anteriores, consumo de alcohol y drogas o que padecen enfermedades crónicas como VIH, cáncer u otras que generen dolor permanente.
Más del 30% de los niños que han sido víctimas de abusos físicos o psicológicos intentan suicidarse, mientras que más de un 40% ha pensado esta alternativa. Otros factores que influyen son la disfunción familiar, estrés de la vida en general e incluso el contar con un sistema de salud que no tiene acceso rápido a las atenciones de salud de esta clasificación.
El Ministerio de Salud, sumado al Programa Nacional de Prevención del Suicidio 2013, ha ido instalando paulatinamente en diversas regiones un Sistema de Vigilancia de la Conducta Suicida que busca principalmente fortalecer las capacidades de organización y de autoayuda en las comunidades y sus líderes. Se ha implementado la línea telefónica 600 360 7777, donde pueden ser derivados a un equipo de intervención.
En marzo de este año se lanzó la Guía de “Recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales” que busca trabajar la convivencia, resolución de conflictos, ayuda y apoyo mutuo, prevención de violencia escolar y bullying, reconocimiento de signos de alerta y desarrollo de competencias para intervención de apoyo.
Otro factor protector importante será siempre una familia cohesionada que aporte apoyo psicológico y emocional. Creemos esencial fomentar el hábito de que nuestros niños participen en actividades deportivas u otras recreativas de manera permanente. En la mayoría de los suicidios en adolescentes, la familia no logró reconocer sus señales con anticipación; lamentablemente en el post se da cuenta de que sí existieron.
En estas acciones nos vemos todos involucrados. Para las instituciones de educación superior que dictamos carreras de salud y sociales es relevante fortalecer las competencias de los futuros profesionales y técnicos para detección precoz del riesgo de suicidio y para intervención efectiva.