El Lenguaje, la herramienta que construye o destruye
“Había una vez una mujer inteligente y de gran corazón. Esta mujer tenía una hija a la que adoraba. Una noche llegó a casa después de un duro día de trabajo, muy cansada, tensa y con un terrible dolor de cabeza. Quería paz y tranquilidad, pero su hija saltaba y cantaba alegremente. No era consciente de cómo se sentía su madre; estaba en su propio mundo, en su propio sueño. La pequeña se sentía de maravilla y saltaba y cantaba cada vez más fuerte, expresando su alegría y su amor. Cantaba tan fuerte que el dolor de cabeza de su madre aún empeoró más, hasta que, en un momento determinado, la madre perdió el control. Miró muy enfadada a su preciosa hija y le dijo: « ¡Cállate! Tienes una voz horrible. ¿Es que no puedes estar callada?». (Miguel Ruiz, los cuatro acuerdos)
Indudablemente, todos juzgamos de manera negativa, inmediatamente, a esta madre; ¿Cómo es posible que haya reaccionado así? Efectivamente es posible, es mucho más común de lo que pensamos y a todos nos ha sucedido en algún momento. Actualmente trabajo con más de 70 familias y me toca ver seguido situaciones, en las que los adultos perdemos el control, no podemos controlar nuestros propios estados emocionales y les exigimos a los niños controlen su comportamiento, para que nosotros logremos recuperar nuestro propio control.
Toda palabra que sale de la boca de los padres hacia sus hijos construye realidad. El lenguaje se convierte así en la herramienta más poderosa que el ser humano tiene, para construir o para destruir. La pequeña del relato, que desconoce que su madre está en un muy mal día, cree lo que su madre le dice, tengo una voz horrible, que molesta a mi mama y deja de cantar.
Cuando estés en uno de esos días negros, como la madre del relato, respira e intenta comunicar lo que te aflige….”hija hoy mamá se siente muy mal, tuvo un mal día en el trabajo, a mí me encanta cuando cantas, pero hoy necesito silencio”. Cuando comunico de esta forma, los niños pueden comprender y te sorprenderá ver su reacción.