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Los voluntariados son una experiencia ultra bacánTrabajos Voluntarios de Invierno Quilaco 2018
Verónica Acosta, estudiante mexicana: “Los valores que entrega Santo Tomás son únicos, esta experiencia superó mis expectativas sobre cómo es un trabajo voluntario”
Hace ocho años tomó sus maletas y dejó México para iniciar una nueva vida en Chile junto a su familia.
Entre nostalgia y alegría de dejar lo conocido, Verónica Acosta Rosas, alumna del segundo año de la carrera de Kinesiología de la UST sede Concepción, relató al equipo de comunicaciones parte de lo que ha sido su vida en el país y cómo los Trabajos Voluntarios de Invierno 2018 ampliaron su manera de ver la vida, cómo la transformaron positivamente y fortalecieron su decisión de estudiar una carrera que le permite ayudar a otros.
Desde Chihuahua, México, Verónica contó que llegó justo para el terremoto de Chile 2010, una tragedia que dejó víctimas fatales, severos daños y fue considerada como la peor tragedia natural vivida desde 1960.
“Lo único que sabíamos de Chile era que temblaba, todos mis amigos me decían que si pasaba algo me cubriera debajo de una mesa y justo ese año ocurrió esa desgracia. Como mexicana siento que el trato ha sido excelente, no he sufrido discriminación de ningún tipo ni racismo, al contrario, se alegran porque soy extranjera y me cuentan que les encantan las novelas mexicanas”.
Adaptación
¿Qué te trajo a Chile?
Llegué a Chile por una historia de amor, mis papás biológicos son mexicanos pero sus vidas se vieron separadas y cada quien decidió tomar su rumbo. Estoy aquí porque un chileno llegó al corazón de mi mamá, la idea era que se quedara en México pero ya después no nos sorprendió venirnos; al final apoyamos a mi mamá para vivir juntos el cambio.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de Chile?
Que los chilenos hablan muy rápido, en el colegio no entendía las clases. Al principio no nos querían aceptar porque necesitábamos un rut pero luego cumplimos con todos los procesos legales para obtenerlo.
¿Qué te llevó a estudiar Kinesiología?
Yo siempre quise estudiar esta carrera, no me veía en otra cosa. El trato con las personas es cercano y poder sanar a través de la rehabilitación me llena mucho, siento que es una relación permanente con el paciente y eso me encanta porque me hace sentir que puedo contribuir con el mundo.
¿Cómo te sientes estudiando en Santo Tomás?
Me siento muy afortunada de que la UST me abriera sus puertas para formarme como profesional, desde un principio sentí el apoyo que buscaba de una institución, sus programas son completos e integrales, además los valores que recibimos aquí muy pocas universidades lo tienen.
Una nueva mirada
¿Qué te motivó a vivir la experiencia de los Trabajos Voluntarios?
Me motivé a participar porque siento que es una experiencia maravillosa donde podemos -como personas empáticas y solidarias- contribuir con distintas causas, no solo aportando con el mejoramiento de infraestructuras sino acompañando y dando apoyo a las personas que más lo necesitan.
¿Qué tipos de trabajos realizaste en Quilaco?
Con todas las herramientas e implementos necesarios, mi cuadrilla y yo nos dirigimos a la comunidad de Rucalhue para recuperar las superficies internas de dos dormitorios de la familia del señor Luis Alberto Sepúlveda. Esto lo hicimos con planchas de terciado ranurado, planchas de yeso cartón, pasta muro, martillos y serrucho, para mí fue una nueva experiencia porque nunca había usado un serrucho.
¿Qué aprendiste en los trabajos voluntarios?
A trabajar en equipo, a ser solidario, esta experiencia me transformó y me hizo ver la vida de otra manera. Estoy muy agradecida con mis compañeros porque me ayudaron muchísimo, no sabía cómo usar las herramientas me explicaron con paciencia y luego pude hacerlo sola; en un día aprendía a serruchar y a martillar.
¿Cómo calificas los trabajos voluntarios de Santo Tomás?
Es mi primera vez en los voluntariados y creo que es una experiencia muy enriquecedora y valórica, a pesar del frío y las adversidades estamos en todo momento compartiendo con nuestros compañeros y entregando lo mejor de nosotros para dar alegría a las familias.
¿Cómo te sentiste al experimentar otra realidad?
No es la primera vez que me toca ver y trabajar con familias desfavorecidas, como persona me duele y da impotencia no poder hacer nada más. Siempre he sentido la necesidad de ayudar a otras personas, he visitado Coanil y el Hogar de Cristo de Concepción.
¿Qué te llevas de los trabajos voluntarios de invierno?
Además de la simpatía con mis compañeros, poder relacionarnos con otras sedes y conocernos, me llevo el cariño de la familia que intervenimos. Aquí trabajamos nuestro ser, forjamos nuestra personalidad y ponemos al servicio de otros nuestras manos y corazón para el bien de las familias.
“Los valores que entrega Santo Tomás son únicos, esta experiencia superó mis expectativas sobre cómo es un trabajo voluntario”.