Guillermo Rojas, estudiante de Psicología, y Alejandro Álvarez, de Contador Auditor, fueron escogidos como “Alumnos Sello 2016” en la sede de Viña del Mar.

Con minutos de diferencia, pero con la misma cara de incertidumbre, Guillermo Rojas y Alejandro Álvarez llegaron a la cita. El rector José Weinborn junto a parte de su equipo directivo los esperaba para comunicarles oficialmente que ambos habían sido escogidos “Alumnos Sello 2016” por las instituciones Santo Tomás Viña del Mar. De la ansiedad pasaron rápidamente al alivio y a la satisfacción frente a tal reconocimiento.

Guillermo, estudiante de cuarto año de Psicología, confiesa que lo primero que pensó cuando lo llamaron para convocarlo fue “¿qué hice? Pasan muchas ideas por la cabeza, así que llegué sin mayores pistas”. Alejandro, quien cursa segundo año de Contador Auditor, coincide: “si te llama el rector, hay que ir. Se te pasan ideas buenas e ideas malas por la cabeza. Uno nunca sabe”.

Al conocer el motivo de la reunión, Guillermo recuerda que “fue una sensación rica, me sentí honrado y agradecido. En realidad es una sorpresa, aunque hay una nominación previa, es algo llenador”. Alejandro, en tanto, señala que “la sensación es de orgullo y felicidad. Uno siempre aspira a mejorar lo que hace, pero para satisfacción propia, no para recibir un premio de parte de la institución, Yo me siento feliz y satisfecho de todo lo que pude rendir el año pasado y esa felicidad aumenta cuando otras personas valoran lo que has hecho”.

Respecto a la valoración que hacen de la distinción como “Alumnos Sello”, ambos concuerdan en que el aspecto valórico es un elemento diferenciador en Santo Tomás. El alumno de Contador Auditor indica que “yo trato de vivir estos valores a diario, siempre he querido no solo preocuparme por mí, sino también por mis compañeros de clases. Además, yo soy delegado del curso y siempre trato de mantener la hermandad en el grupo”.

Puertas abiertas

Por su parte, el estudiante de Psicología reconoce que “esta es la primera instancia en que yo comparto personalmente con el rector, pero con los profesores el compartir es algo natural y necesario porque de esa manera nos entendemos y el aprendizaje se vuelve algo más significativo. Ya no es pasar una materia por pasarla, hay una relación más cercana. Yo debo reconocer que mis profesores, mi jefa de carrera y el director de Escuela están muy abiertos a responder dudas, necesidades o lo que sea. Si uno los busca, siempre están ahí, de verdad se vive una política de puertas abiertas”.

“En nuestro caso, donde hay varias carreras involucradas dentro de la misma área, el contacto igual es muy cercano, siempre está la posibilidad de hablar al menos con dos profesores, el director y el jefe de carrera. Y también hay un sistema de puertas abiertas, cualquier persona puede conversar con ellos, plantear un tema o alguna duda. He visto que los profesores han estado totalmente dispuestos, si no en la sala de clases, vía correo electrónico o en algún horario de consultas. Eso se agradece”, cierra Alejandro.