ENTREVISTA

Rodrigo Fernández, estudiante de Ingeniería Comercial UST: “A través de Santo Tomás Los Ángeles estudié en una de las mejores Escuelas de Negocios del mundo”

Tras la obtención de la Beca Experiencia Internacional Santo Tomás, el joven tomasino dio a conocer algunos detalles de su periplo a España, y asimismo hizo un llamado a sus pares a postular a este beneficio.

Rodrigo Fernández Fernández es estudiante de Ingeniería Comercial de Santo Tomás Los Ángeles. Como le encanta viajar y le gusta el área de negocios, el año recién pasado decidió postular a la Beca Experiencia Internacional para estudiar un semestre en la Universidad Católica de Ávila, España, una de las mejores escuelas de negocios del mundo.

¿Cómo vivió esos cinco meses fuera de casa, en un país desconocido?, relata con una sonrisa que fue una misión de responsabilidad, pero entretenida y agradable, tanto que volvería nuevamente para realizar un postgrado, porque “ellos te apoyan mucho con los trámites y beneficios” explicó.

Pasantía en el extranjero

¿Cómo recibiste la noticia de que habías obtenido la beca?

Feliz por la oportunidad, la quería. Ese día llamé a todo el mundo. Me sentía con la responsabilidad de ir a estudiar y cumplir con la Universidad.

¿Cómo fue llegar a un país, ciudad y universidad desconocida?

Viajé con Pedro Muster, mi compañero de carrera y amigo, quien igual obtuvo la Beca. Ambos teníamos los datos de una compañera que el 2016 había estado en Ávila, entonces conversamos con la misma señora que le había arrendado un departamento. Además antes que nosotros llegaron dos compañeros de Santo Tomás sede Concepción, por lo tanto no fue nada de difícil llegar a Ávila.

Se hace más fácil todo por el idioma español. Al llegar a la Universidad Católica de Ávila nos dieron un city tour y una introducción de lo que era la Universidad. Entonces fue fácil adaptarse, porque uno se hace amigos de inmediato.

¿Cómo era el ambiente?

En Ávila las personas eran súper amables, ningún problema.

¿Qué te llamó la atención de allá?

Que para hacer uso de locomoción, tuviéramos una tarjeta que costaba 24 euros mensuales y que te permitía andar por todo el servicio público, todo el mes. Los buses pasaban en los horarios establecidos, con margen de error de dos minutos como máximo. Las filas las respetan. Era otro mundo.

¿Hubo mucha diferencia en cuanto al sistema educativo?

No notamos una diferencia tan importante. Incluso sentí que íbamos un poco más avanzados, que los compañeros de Ávila. No nos costó mucho el tema estudiantil la verdad. Son más prácticas las clases, porque los libros se los dejan para la casa. Tuvimos calificaciones sobre 8.

¿Conociste otras ciudades?

Si, fuimos a Madrid, a Gibraltar, Sevilla, Málaga, Barcelona, Portugal, Rusia y Lisboa.

¿A dónde volverías?

A Rusia. Me gustó mucho.

¿Alguna anécdota?

Nos pasaron hartas. Nos tocó estar en el atentado de Londres en el Puente, donde arrancamos. Eso fue medio trágico.

“Santo Tomás se preocupó mucho por mi durante toda mi estadía en España”

¿Qué significó para ti como estudiante Santo Tomás de Los Ángeles poder llegar a Europa y tener tantos beneficios?

A través de Santo Tomás Los Ángeles estudié en una de las mejores Escuelas de Negocios del mundo.

Uno piensa que no tiene estas posibilidades, pero Santo Tomás te da todas esas oportunidades, y de verdad te abre las puertas y hace que todo sea fluido. Si cumples con todo no hay trabas, no hay tanto protocolo, se hace bastante expedita la postulación. Por supuesto te sientes apoyado, no es que te vayas solo y arréglatelas como puedas. Lo mismo para el regreso con los cursos aprobados, la homologación fue súper rápida. Estoy súper agradecido.

¿Te da confianza Santo Tomás?

Absolutamente. Todo funciona y se preocupan mucho durante todo el periodo.

¿Te tocó realizar alguna práctica laboral allá?

Hicimos investigación de mercado, un proyecto de evaluación de una gomilona; unas gomitas que eran de membrillo y que tenían un compuesto energético. Suplía, por ejemplo, a una bebida energética. La empresa quería que hiciéramos una investigación de mercado, para saber si la gente realmente compraría su producto. Al final resultó que sí, pero enfocado en un público de gimnasio.

¿Estás preparado para enfrentar una práctica acá? Supongo que haber estudiado en Ávila fue un buen piso para el futuro.

Si, fue un buen piso para la práctica a realizar en Santo Tomás. Toda esta experiencia que nos dio Santo Tomás, de estar en otra parte, de desenvolverte solo y de participar fue enriquecedor.

Me llama la atención que tuviste que hacer una práctica en Ávila, sin antes haber realizado alguna en Chile.

La base que tenemos acá en Chile a través de Santo Tomás, para ese tipo de situaciones, es excelente. Porque todo lo relacionado a estadísticas, recursos humanos y parte de marketing ya lo había aprendido, entonces al final allá lo aplicamos.

¿Con tus pares de Ávila manejaban los mismos contenidos?

Creo que estábamos un escalón más arriba. Como que a ellos les están dictando cursos que nosotros ya habíamos cursado en Santo Tomás.

¿Qué mensaje entregarías a los jóvenes de Santo Tomás respecto a esta beca?

Que se atrevan, porque realmente todo funciona y te sientes acompañado desde que te vas, hasta que vuelves. Cualquier problema o duda nos ayudaban, no hay de qué temer. Es más, el seguro funciona perfecto, porque me torcí una mano y tenía una muñeca mala, y todos los papeles que te piden para la beca efectivamente funcionaron sin ningún problema. Aprendí mucho con los viajes y tengo muchos consejos que pueden servir para ayudar a otros.

¿Sientes que esta experiencia te sirvió para madurar, crecer y conocerte a ti mismo?

Yo creo que fue una maduración exprés, porque estuvimos allá desde el 2 de febrero hasta el 12 de julio de 2017. Creo que salir de tu zona de confort, a la larga te sirve porque aprendes y sabes de lo que eres capaz.