Estudiantes de Podología Clínica vivieron una experiencia transformadora atendiendo a personas mayores en Chépica

Los tomasinos fueron parte de una emotiva jornada en el Hogar de Fundación Las Rosas de Chépica. Una experiencia que, más allá de lo académico, reafirmó su vocación y compromiso con el cuidado y la dignidad de los demás.

No hubo pintura, juegos pesados ni desafíos incómodos. En Santo Tomás, el “mechoneo” se vive de forma distinta. Con guantes, instrumental y mucho corazón, las y los estudiantes de Técnico en Podología Clínica fueron protagonistas de una jornada cargada de sensibilidad, vocación y aprendizaje humano.

Organizado por la Dirección de Asuntos Estudiantiles, el “Mechoneo Solidario” tuvo como escenario el Hogar de Fundación Las Rosas, en la comuna de Chépica, donde los tomasinos brindaron atenciones podológicas a personas mayores, algunas en situación de abandono o con movilidad reducida.

Más allá de limpiezas, cortes de uñas y revisiones, los y las estudiantes regalaron a sus pacientes una sonrisa que traspasaba las mascarillas. “Nos recibieron súper bien, nos presentaron a los residentes y el tipo de patologías que tenían. Fue una experiencia distinta porque era una residencia de personas mayores, algunos con historias de vida muy duras. Estaban súper contentos, porque recibieron visitas, había bulla, vieron caras distintas, pudieron conversar”, relató Camila Reyes, estudiante de la carrera.

“Fue una experiencia que me hizo darme cuenta de cuánto amo mi carrera”, compartió la tomasina Alondra Contreras. “Ver el cambio y el agradecimiento que los pacientes nos entregaron por hacer su vida un poco más amena fue muy potente. Conversar con ellos, brindarles contención emocional, es algo muy lindo. Llegaron pacientes cojeando, con dolor, y después estaban bailando, felices. Esta experiencia marca un antes y un después en mi decisión de haber estudiado Podología”.

Las atenciones no sólo mejoraron el estado físico de los usuarios del hogar, quienes también se animaron a reír y a contar sus historias. Nicole Pérez vivió ese impacto de forma profunda: “Son personas que están solas y recibir a gente que no conocían les cambió el día. Las enfermeras nos decían que no hablaban mucho, pero conmigo sí lo hicieron, ‘tiraban la talla’, me apretaban la manito cuando me iba y me decían que me cuidara… esas son cositas que llegan al corazón”.

El “Mechoneo Solidario” no solo dejó huella en los pies de quienes fueron atendidos, sino también en los y las estudiantes que reafirmaron que ser tomasinos es también estar al servicio de otros.