Eloisa Brantes, alumna sorda titulada de Técnico en Educación Especial: “Estudiar fue una lucha de todos los días, pero siempre me apoyaron”

Egresada de Santo Tomás Viña del Mar recuerda que los primeros años fueron difíciles, pero al realizar sus prácticas y trabajar con niños se convenció de haber elegido la carrera perfecta para ella.

Eloisa Brantes reconoce que no fue fácil terminar la Educación Superior. Tras recibir su diploma como Técnico en Educación Especial en la ceremonia de titulación de Santo Tomás Viña del Mar, la joven conconina recuerda que su sordera fue una dificultad que la llevó a replantear varias veces su permanencia en la carrera. Sin embargo, el apoyo recibido en la institución la motivó a seguir insistiendo, lo que sumado a la experiencia de las prácticas curriculares la convencieron de que había elegido el camino correcto.

“Primero estudié Técnico en Análisis Químico, pero fue muy complejo, había cosas que no entendía o conceptos que no existían en mi interpretación. Le dije a mi mamá que prefería cambiarme a Técnico en Educación Especial, donde hay un lenguaje más comprensible para mí. Me cambié y pensé que iba a ser más fácil, pero volví a encontrarme con palabras complicadas. El intérprete y yo luchamos mucho para avanzar”, señala.

El paso por la carrera fue difícil, “había ramos que reprobaba, pero seguí, estudiar fue una lucha de todos los días, de muchas horas de lectura, de aprendizaje constante. Después apareció la profesora María Teresa Hidalgo, que fue mi tutora y me apoyó mucho en este proceso, ella me fue explicando conceptos, palabras y señas que yo no conocía”. Eloisa siguió teniendo problemas para aprobar las asignaturas, “pero era por dificultades en la comunicación. Siempre pedí ayuda, nunca me quedé de brazos cruzados. Al principio me daba vergüenza, pero después me acostumbré”.

Con el paso del tiempo, la ahora egresada de Santo Tomás comenzó a levantar la mirada y encontrar un entorno agradable: “me empecé a juntar con las compañeras y les pedía apoyo. La comunicación a veces era compleja, pero a mucha gente le gustaba aprender la lengua de señas, entonces me ayudaban. Todo era muy visual, yo iba anotando todo y la tecnología también me sirvió, el teléfono me ayudaba bastante”.

Motivada por el trabajo con niños

Y si bien Eloisa confiesa que en más de una ocasión pensó en abandonar los estudios, cumplir con las prácticas curriculares refrescó su motivación. “Aprendí a trabajar con niños y me encantó, sentí que eso era lo que yo necesitaba y que escogí bien. Sí, pensé renunciar porque se me hacía difícil y al principio tenía bajas notas, pero siempre recibí apoyo, todos me decían que tuviera paciencia, que sacara lo mejor de mí, aunque hubiese ramos que no me agradaran”, continúa.

Ahora que recibí mi título me siento muy feliz, demasiado feliz. La última práctica me encantó porque estuve todos los días con los niños más chicos. Ahora estoy feliz, siento que todo lo que hice tiene un significado importante”, finaliza.