Covid-19: Alumnos de Kinesiología de UST Viña del Mar entregan apoyo y contención a adultos mayores del Cesfam Barón de Valparaíso

La iniciativa se enmarca en la asignatura Rehabilitación con base en salud familiar y comunitaria, a cargo del docente Alejandro Livingston.

En el Centro de Salud Familiar Barón de Valparaíso existe un grupo de adultos mayores que lleva varios años participando en talleres de ejercicios físicos dos veces por semana. Una rutina que no se detuvo con la pandemia, aunque el Covid-19 sí dejó en evidencia los problemas que vivía cada usuario producto del encierro, el aislamiento y todas las restricciones generadas por el coronavirus. Fue así que surgió la idea de organizar un programa de apoyo y contención, el que está a cargo de alumnos de tercer año de la carrera de Kinesiología de UST Viña del Mar.

Alejandro Livingston es docente de la asignatura Rehabilitación con base en salud familiar y comunitaria y también se desempeña en el mencionado recinto. Cuenta que “los adultos mayores son muy constantes, no dejaron de participar en los talleres, aunque ahora los tenemos que hacer en modalidad virtual. Pero sí notamos que en la parte emocional, en su salud mental, comenzaron a tener dificultades ya que no pueden recurrir a sus familias ni tampoco a sus pares. No tienen esa vía de escape que tenían antes, entonces pensamos que debíamos actuar ahí”.

 Acompañamiento a adultos mayores

Así surgió la idea de instaurar una suerte de programa de acompañamiento, el que está inserto precisamente en dicha asignatura. Consiste básicamente en que al finalizar la parte teórica de cada clase, los alumnos deben contactarse telefónicamente con los adultos mayores y aplicar en la práctica lo aprendido.

“En esta asignatura los alumnos deben conocer el área de rehabilitación comunitaria, es decir, no desde un punto de vista biomédico. Acá no interesa sólo si la persona tiene problemas de rodillas, si usa silla de ruedas, etcétera, sino que se debe generar un acercamiento desde el punto de vista familiar y comunitario. Por ejemplo, saber si asiste a la iglesia, si va al consultorio, si usa el transporte público o si participa en la junta de vecinos”, dice el académico.

A estas alturas, los alumnos ya construyeron un genograma, por lo que conocen quiénes componen las relaciones estrechas de los pacientes y a quiénes podrían recurrir su tienen un problema. “Al final tendrán que hacer un plan de tratamiento de acuerdo a todo lo que vieron con el paciente, es decir, problemas de salud mental, ansiedad, dolor de rodillas, muerte de familiares, etcétera. En este tiempo han tenido que lidiar con muchas cosas ya no sólo como kinesiólogos, sino como parte de un equipo de salud integral”.

Conocer tan profundamente a los usuarios ha sido una experiencia nueva para los tomasinos. Al principio preguntaban con temor si podían involucrarse más, enviarles regalos u otras iniciativas. “Ahí se nota que el vínculo va más allá de la llamada telefónica. Y eso es un aporte porque nos sirve para controlar a los adultos mayores, saber en qué están, algo que en el consultorio ni siempre se puede hacer tanto como uno quisiera”, sostiene Alejandro Livingston.

 Trabajo con alumnos de internado

Junto a este trabajo de acompañamiento, en el Cesfam Barón también se desempeñan alumnos de quinto año de Kinesiología como parte de su internado. Su labor se ha visto modificada por el Covid-19, ya que los talleres prácticos que ofrecían hoy son reemplazados por rutinas de ejercicios que se envían a través de whatsapp a los adultos mayores.

Esto implicó realizar primero un trabajo de educación en tecnología, ya que muchos no sabían utilizar whatsapp y ni siquiera tenían instalada la aplicación en sus teléfonos. Se hicieron diferentes pruebas, como tratar de hacer clases en vivo, algo que no resultó, así que la solución fue que cada alumno debe grabar el día antes una pequeña sesión de ejercicios, subirla a youtube y luego enviar el link a los adultos mayores. “Al principio costó, pero ahora incluso saben cómo proyectar la clase en el televisor para verla mejor”, explica el docente.

“Ya está pasado de moda enviarles un papel con una pauta de ejercicios, así que recurrimos a la tecnología. Los alumnos graban un video el lunes y el martes envían el link. Para los adultos mayores ya es parte de su rutina, tanto así que si hay un problema o un retraso, comienzan de inmediato a preguntar en el grupo de whatsapp”, continúa.

Al igual que en el programa de acompañamiento, acá también se generan fuertes lazos entre alumnos y usuarios, al punto que una vez que finalizan su internado, los estudiantes optan por no abandonar los grupos de whatsapp: “hay algunos que todavía tienen contacto. Incluso el alumno más frío termina creando esa conexión y la mayoría se va llorando cuando termina su internado porque los adultos mayores les hacen una despedida o les entregan regalos.”

“Por trabajar en un Cesfam es inevitable hacer una kinesiología más comunitaria. Mientras atiendes a los pacientes ellos mismos te van contando otras cosas y terminas conociéndolos a ellos y a sus familias, entonces les puedes hacer seguimiento, consejerías, porque finalmente el kinesiólogo es quizás el que tiene más contacto con los pacientes dentro del Cesfam”, finaliza Livingston.