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Nicolás Arancibia, alumno de primer año Santo Tomás: “Falta generar más conciencia sobre la inclusión”ESTUDIANTE CON DISCAPACIDAD VISUAL
Alumno de UST Los Ángeles se adjudica fondos del SENADIS para perfeccionar su rendimiento académico
Con este beneficio podrá renovar el computador que le permite mantenerse vigente en el ámbito académico e intelectual y, además, continuar trabajando en un proyecto de inclusión que espera lanzar en redes sociales.
Alejandro Toro cursa tercer año de Psicología en la Universidad Santo Tomás Los Ángeles y, a fines de 2017, postuló a un fondo del Servicio Nacional de la Discapacidad (SENADIS) para adquirir un computador, que le permitiera compatibilizar sus estudios y, de paso, mejorar su calidad de vida.
Con apenas 18 años, su visión comenzó a disminuir luego de que su nervio óptico se deteriorara considerablemente; ello, lo mantiene con una discapacidad visual del 70%. Sin embargo, su enfermedad no ha sido obstáculo para desenvolverse en su vida cotidiana.
Con respecto a los fondos que Toro se adjudicó, “me llegó un correo informando de una postulación al apoyo de estudiantes universitarios. Me informé a través de la página de SENADIS y postulé; reunía los requisitos que eran bastante simples; lo hice con fe”, relató el joven Tomasino.
Debido a su baja visión, todo lo que se relaciona con su vida universitaria (estudio y evaluaciones), lo hace de manera digital; es decir, a través de un computador. El fondo al que postuló buscaba, justamente, poder renovar el que ya tenía actualmente.
“Por SENADIS se puede postular a un computador cada 5 años como estudiante y el que tenía ya estaba deteriorado, había sufrido un accidente y, justamente, estaba necesitando uno”, relató el estudiante de Psicología.
Con dicho aparato tecnológico, además, espera prontamente lanzar un proyecto de inclusión a través de la plataforma de Youtube, por lo que necesitaba uno nuevo para editar videos, entre otras utilidades.
La firma que consagró la adjudicación de los montos que le permitirán a Toro adquirir su nuevo computador se llevó a efecto en dependencias de Santo Tomás Los Ángeles, hasta donde también concurrieron otros cuatro estudiantes de otros planteles universitarios, que también postularon y se ganaron los fondos.
“En nuestro caso, Alejandro postuló al “Plan de Apoyo Personal” para la adquisición de un computador, ya que eso es lo que necesitaba para poder desenvolverse en sus clases; además, él tiene muchos proyectos personales que está desarrollando, justamente relacionados con el tema de inclusión. Bajo ese marco es que se adjudicó este apoyo de SENADIS”, relató el Director de la Escuela de Educación y miembro del comité de inclusión de Santo Tomás Los Ángeles, Cristian Bustos.
Alejandro, una historia de permanente superación
Pese a que sólo cuenta con el 30% de visión, su discapacidad no ha sido obstáculo alguno para alcanzar sus sueños y luchar por lo que quiere. A sus cortos 25 años, Alejandro tiene una forma de ver la vida que ya la querría cualquiera.
Tiene un deterioro del nivel óptico, enfermedad genética que lo ha obligado a reinventarse para poder continuar con sus estudios. Toda su vida universitaria, ya sea estudio como evaluaciones, lo hace de manera digital.
Por lo mismo, el dinero que se adjudicó para comprar un nuevo computador resulta crucial para continuar con sus proyectos, transformándose en un logro importante si se considera que, a través de SENADIS, se puede postular a uno de ellos cada cinco años, al menos como estudiante.
-¿Este computador significa un gran alivio para ti, especialmente para tus estudios y los proyectos que tienes?
De todas maneras. Intenté postular a algo que realmente me sirviera y fue lo que me adjudiqué. Por una parte, me alivia para el tema de los estudios que -gracias a Dios- me ha ido muy bien y, también, para el proyecto de inclusión que actualmente estoy realizando.
Es un alivio porque, económicamente, tampoco tenía la solvencia para comprarme el computador que necesitaba; era una preocupación que, desde ahora, ya no tengo.
-¿Qué significa para ti el trabajo conjunto entre la Universidad y el SENADIS, todo en el marco de la inclusión?
Doy charlas inclusivas y dentro de los temas que más hablo es que la inclusión, para mí, debe venir de las personas. En general, tenemos apoyo de inclusión institucionales, como por ejemplo el SENADIS, que está funcionando bastante bien, pero falta harta conciencia de la gente inclusiva y es lo que he encontrado en esta universidad.
Eso, voy a decirlo todas las veces que tenga oportunidad, porque he sentido un apoyo muy grande de parte de Santo Tomás en cuanto a docentes, a personas que trabajan aquí -desde las tías de la cocina, hasta quienes enseñan- entonces, como trabajo conjunto inclusivo me siento contento, totalmente apoyado.
-¿En qué aspectos ves esa inclusión?
Es todo, no solamente en el aspecto docente. Había estado en otra casa de estudio y no me sentía uno más porque, por ejemplo, cuando tenía que rendir una evaluación, nunca se acordaban de traerla en el formato en que yo las hacía, que era de manera digital.
Entonces, tenía que recordarles y debía rendirlas otro día, en otro momento, provocando que se me juntaran más de dos evaluaciones. En Santo Tomás no pasa eso, aquí doy mis evaluaciones el mismo día que mis compañeros, a la misma hora que mis compañeros, en la misma sala, sin problemas y con las herramientas que yo necesito, con las herramientas que a mí me acomodan.
Las tías de la cocina ya me conocen, saben que -a lo mejor- no voy a ver el menú, pero me dicen qué es lo que hay y me da la impresión de que tiene que ser igual con todas las otras personas en situación de discapacidad que están en esta universidad. Si hablamos de inclusión real, para mí es eso.
-¿Qué falta para que Los Ángeles sea una ciudad más inclusiva, para que Chile sea un país más inclusivo y que permita integrar a personas con capacidades distintas en la sociedad?
Algo muy fácil: conciencia inclusiva. Por ejemplo, en esta universidad recibo un apoyo muy grande de todos los docentes y paradocentes, pero quizás faltan talleres informativos, talleres inclusivos hacia los alumnos y dirigidos hacia las personas.
En este país, estamos acostumbrados a subvencionar con los recursos que necesitamos, pero lo que falta es educación, educación hacia las personas, hacia la comunidad y una inclusión real. Siempre hablo de situación de discapacidad porque si el contexto situacional fuera distinto no existiría la discapacidad.
-¿Desde cuándo padeces de una discapacidad visual?
Desde los 18 años. Salí de la educación media y entré a estudiar Derecho, eso fue el año 2011; cuando llevaba menos de un mes de vida universitaria comencé a notar una dificultad visual que luego, después de mucho tiempo, descubrí que era una enfermedad genética que atrofia el nervio óptico.
Ello, me impide contar con una agudeza visual, lo que es el centro del campo visual, lo que también dificulta el mirar las caras de las personas y la lectura; más encima, estudio una carrera humanista que requiere harta lectura.
-¿Cómo fue el proceso desde el momento en que te enteraste que tenías esta enfermedad hasta que ya, definitivamente, te presentó problemas más graves?
Fue un proceso largo, pero principalmente difícil porque fue se presentó muy rápido; desde que comencé a presentar esta dificultad, y en un rango de dos semanas, mi agudeza visual disminuyó a un 30%.
En dos semanas, ya tenía el 70% menos de la vista, lo que -gracias a Dios- no ha avanzado más tampoco y, como todas las personas, también tuve bajones, buenos y malos momentos, otros intentos de estudio en casas de estudios que no me acomodaron mucho.
Todo ello, hasta lograr el autoconocimiento, saber cómo realmente funciono, qué es lo que necesito, qué es lo que me hace bien, qué es lo que no y atreverse a continuar una vez más y en eso me encuentro en este momento; ya sé lo que necesito, sé en lo que trabajo y estoy luchando en eso y siendo ambicioso, con cada vez más proyectos.
Actualmente, me presento en una lista del centro de alumnos de mi carrera; con ello, pienso seguir trabajando, quizás, también con proyectos inclusivos dentro de la carrera y por qué no también dentro de la universidad.
-Tras haber estudiado Derecho en Concepción, ¿volviste a Los Ángeles por tu enfermedad o por otro motivo?
En el fondo, es todo parte de lo mismo. Es que, al enfrentarme a este proceso donde uno no lo pasa bien en su momento, no se siente bien y más encima estás solo, no es el contexto más ideal para lidiar con algo así.
Por lo mismo, pasé por estados anímicos no muy favorables ni compatibles con los estudios, entonces llega el momento en que tuve que preguntarme si estaba bien o no, ¿me está haciendo bien o no? ¿Qué puedo hacer? Fue así como decidí buscar redes de apoyo, volví a la ciudad donde estaba mi familia, mi novia, mis amigos, y atreverme con eso también.
¿Cuánto tiempo pasó desde que dejaste tu carrera y comenzaste a estudiar Psicología?
Un año; dejé Derecho y me fui enseguida a estudiar Psicología más que nada porque había reconocido algo vocacional, pero en otra casa de estudios antes de llegar a Santo Tomás. Fue la casa de estudios anterior en la que no me sentí muy incluido ni muy acogido; por eso me tuve que salir; estuve un año trabajando, que también se hizo muy difícil encontrar trabajo, y luego entré a Santo Tomás, atreviéndome a una nueva apuesta que hasta el momento ha resultado.
Proyectos adjudicados en UST
El trabajo entre la Universidad Santo Tomás de la sede Los Ángeles y SENADIS se ha extendido durante más de cuatro años, instancia que -además- le ha permitido a esta casa de estudios superiores adjudicarse dos concursos abiertos con esta institución pública.
El primero fue postulado por la sede Los Ángeles en el año 2014. En aquella oportunidad, la Universidad se adjudicó un monto importante de dinero, que permitió acceder a equipamiento con el que -actualmente- pueden trabajar especialmente quienes mantenían dificultades similares a las de Alejandro.
Ya para esa fecha, “teníamos varios alumnos con discapacidad visual y por eso es que optamos a esos apoyos; ahora tenemos instaladas máquinas de escribir braille, impresora braille, programa Jobs, que es el que utilizan las personas con discapacidad visual, y otros elementos menores que fueron adquiridos gracias a este proyecto”, comentó Bustos.
Pero no sólo eso, los Fondos han permitido -entre otras cosas- realizar charlas y capacitaciones en lengua de señas, tanto a alumnos como funcionarios y académicos de Santo Tomás, lo que ha permitido contar con una comunidad educativa más inclusiva.
Sin embargo, y como representante de Santo Tomás, “estoy consciente de que siempre tendremos algo por hacer. No podemos decir que estamos listos, pero de que estamos avanzando, lo estamos haciendo y a paso firme”, argumentó el Director de la carrera de Educación de Santo Tomás Los Ángeles.
En 2017, esta casa de estudios también se adjudicó un proyecto con SENADIS; esta vez, con alianza con Santo Tomás Concepción a fin de trabajar en lo que es la capacitación en lengua de señas a funcionarios, profesores y estudiantes y así favorecer la inclusión de personas con discapacidad auditiva.
La necesidad de contar con espacios inclusivos se arrastra desde 2010 hacia atrás, fecha en la que Santo Tomás Los Ángeles ya tenía, particularmente, estudiantes con problemas de visión.
“Me acuerdo de una alumna que estudió con nosotros la carrera de Derecho y, en esa época, no había mucho apoyo para este tipo de situaciones. Ahí, entonces, empieza a nacer la necesidad de hacer cosas por aquellos estudiantes en situación de discapacidad, cualquiera fuera, y poder apoyarlos en su inserción real en el mundo educativo superior y posterior mundo laboral, que es el fin último”, relató el profesional.
Desde ahí, comenzaron a trabajar por una casa de estudio más inclusiva, compatibilizando dicha labor con una política institucional ya que no es sólo una iniciativa impulsada por la sede Los Ángeles. “La institución a nivel nacional, instala en cada una de sus sedes los comités de inclusión y es ahí desde donde se direcciona lo que estamos haciendo”, explicó el docente.
Anualmente, el comité de inclusión de la sede Los Ángeles trabaja para poder apoyar a los alumnos que postulan en las distintas carreras de Santo Tomás. De esta forma, Bustos expresó que existen algunas carreras que se caracterizan por la alta demanda de estudiantes en situación de discapacidad, siendo algunas del Área Social la que -históricamente- ha recibido la mayor cantidad de alumnos con esta condición.
Esto, porque “hemos generado alianzas con otras instituciones locales como, por ejemplo, la Corporación de Ayuda al Limitado Visual (COALIVI), quienes -de alguna manera- han orientado a sus jóvenes durante su etapa escolar a que participen de la educación superior en este tipo de carreras, al ser las que mejor se adaptan a sus necesidades”, relató el miembro del comité de inclusión de Santo Tomás Los Ángeles.
El que Alejandro se haya adjudicado los fondos para adquirir su computador, para Bustos significa un gran avance no sólo para él como alumno, sino que también para su familia ya que “ven que la Institución, a nivel de gobierno, está apoyando a su formación como estudiante y ciudadano”.
Senadis
La encargada del área de Educación de la Región del Biobío, Yennyfer Morales, explicó que los alumnos fueron favorecidos con el plan de apoyo individual, “el cual consiste en entregar un beneficio en monto de dinero para la compra de ayudas técnicas a estudiantes en situación de discapacidad, monto que les permitirá el pago de servicios de apoyo como -por ejemplo- intérpretes en lenguaje de señas y servicios de traslado”.
Asimismo, agregó que la idea es contribuir y equiparar las barreras tanto actitudinales como de accesibilidad para los alumnos y las dificultades que ellos tienen para llegar a sus casas de estudio.
Morales agregó, además, que alumnos del plan continuidad también firmaron este convenio, instancia que favorece a aquellos estudiantes que ya habían sido favorecidos en años anteriores y que se puede extender hasta que finalicen su carrera.
“Los montos adjudicados tienen un tope y van desde un millón quinientos mil pesos para los alumnos que solicitan servicios de traslado y de dos millones novecientos para aquellos que piden servicios de apoyo o ayudas técnicas”, detalló la profesional.
A nivel regional, en Biobío fueron 105 los alumnos beneficiados, distribuidos en las cuatro provincias que la componen. En la ciudad de Los Ángeles, fueron sólo cinco estudiantes los que se adjudicaron este beneficio.
El fondo concursable de SENADIS para estudiantes de educación superior abre sus postulaciones a fin de año (entre noviembre y diciembre) y dentro de los requisitos está el tener un promedio de notas de mínimo 4,0, tener su registro nacional de discapacidad y una cuenta Rut abierta a su nombre.