El  joven se hizo conocido nacional e internacionalmente por ser instructor de zumba en silla de ruedas; carrera que debió pausar debido al estallido social de octubre de 2019 y la posterior pandemia del COVID-19. Pero asegura que volverá “recargado”.

Si algo caracteriza a Guillermo Aránguiz (32) es su inagotable energía. Por algo lo apodan “el grillo”. Y esa cualidad trasunta a otras aristas de su vida, como la laboral. Primero el estallido social de octubre de 2019 y posteriormente la pandemia del COVID-19 mellaron lo que era una incipiente, pero exitosísima carrera como instructor de zumba, modalidad deportiva que practica en silla de ruedas desde hace ya varios años.

Pero las crisis recientes en el país lo obligaron a reinventarse rápidamente.

“En noviembre cumplíamos dos años trabajando con agencias inclusivas. Con una amiga creamos una empresa de Recursos Humanos inclusiva, trabajábamos con Punto Ticket, DG Medios, Lotus Producciones. El trabajo consistía en que personas en situación de discapacidad hicieran validación de tickets en eventos o ser anfitriones en un mall. Con el estallido social y el tema de la pandemia no pudimos hacer más carrera”, asegura Aránguiz, quien ahora vende insumos sanitarios gracias a la gestión de un amigo.

Zumba

Mientras espera que la pandemia le permita retomar sus actividades, Aránguiz recuerda su brillante carrera como instructor profesional de zumba. “Participé en un concurso de zumba que yo gané y el premio era viajar a Miami, Estados Unidos, a grabar un video clip oficial de zumba. Después de eso volví a Estados Unidos y me quedé tres meses, luego viajé a España y Alemania a hacer otra parte del tour. Volví a Chile con ese revuelo que se generó, empecé a hacer clases de zumbas en universidades y empresas. Fue una experiencia maravillosa. Espero que pase todo esto para volver a retomar las clases. Mucha gente valoró el trabajo que estaba realizando”, enfatiza “el grillo”.

Para Guillermo Aránguiz, el deporte siempre fue foco de atención. “La afición por la actividad física nace en la Teletón como vía de rehabilitación. En el año 2003 miraba de la ventana como jugaba el equipo de básquetbol. Después me sumé. También me metí a ciclodanza y eso fue clave para entrar a un programa de televisión de talentos que me abrió puertas y muchas oportunidades”, recuerda.

Deuda

Sin embargo, el “grillo” Aránguiz sabe que, dentro de su polifuncionalidad, tiene una materia en el tintero: los estudios. El joven estudió Comunicación Audiovisual en Santo Tomás, pero por seguir su carrera como instructor de zumba, congeló en tercero. Pero, admite, su deseo es saldar esa deuda y conseguir su título profesional.

“Siempre me han dicho que más allá del trabajo tenía que tener un cartón bajo la manga. Siento una deuda tremenda con Santo Tomás. Me fascina el tema producción, el cine, el grabar videoclip. De hecho, la agencia inclusiva se genera por el tema de los eventos. Estoy al debe con el tema de los estudios y sería bonito volver, me quedan pocos ramos. Además, Santo Tomás me apoyó desde el día uno. Hasta una beca me dieron. Estoy seguro que volveré a terminar lo que empecé”, sentenció.