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Solidaridad y voluntariado ayudan a la formación de los jóvenes
El voluntariado es considerado como una actividad altruista donde participan un grupo de personas o individuos de forma desinteresada. Un movimiento cuyo objetivo es transformar a la sociedad a través de quienes, por elección propia, ofrecen su tiempo, conocimientos y experiencia para mejorar la calidad de vida de quienes más lo necesitan.
Hoy en día hacer voluntariado va más allá de querer participar y disponer de tiempo. Es una acción que implica dedicación, esfuerzo y estar dispuestos a querer compartir, aprender y a trabajar para otros.
Una actividad en la que los jóvenes chilenos ganan cada vez más terreno, pues se ha convertido en un medio para que las nuevas generaciones exploren sus intereses, ganen experiencia y desarrollen habilidades valiosas para el trabajo. Además de ser una de las mejores maneras para hacer amigos y fortalecer las relaciones existentes.
Para Mauricio Franjola Acevedo, Psicólogo y Director de Formación e Identidad de Santo Tomás, los jóvenes han dado prueba de eso, pero lamentablemente como sociedad, no se ha sabido cultivar estas cualidades. El académico explica que no se ha sabido organizar ni sistematizar estas experiencias y capacidades de los jóvenes, salvo experiencias como “Techo para Chile”, por ejemplo o aquellas al alero de las religiones.
Sin embargo, como sociedad en términos políticos y sociales aún no se ha logrado canalizar la enorme sed de los jóvenes por apoyar y ayudar. “Al estar apoyando a otros surge el aprendizaje práctico, la experiencia es tremendamente valiosa”, enfatiza el experto.
Quien es voluntario y por largo tiempo, muestra rasgos de personalidad diferentes. Cuando alguien realiza este tipo de actividades sostenidas en el tiempo se puede hablar de características propias de su personalidad, como una virtud, una acción que se hace sin preguntar si es buena o no, sino porque ya está habituado a hacerlo. Ese hábito, que al principio se reflexiona como bueno, luego ya se hace simplemente como una tarea integrada a la personalidad.
Mauricio Franjola recalca que a través del voluntariado se presentan una infinidad de oportunidades, incluso en el ámbito laboral, ya que las empresas quieren contar con jóvenes solidarios que tengan que una actitud positiva, sean proactivos y les guste hacer lo que se necesite para ayudar a otros. De hecho las organizaciones, consideran a estos jóvenes como gran capital humano, dado que no parten de la desconfianza ni la suspicacia, ni del cuánto van a ganar por ayudar al otro.
Valores que sustentan al voluntariado
Álvaro Melo Castillo, es un ejemplo de las personas que practican la solidaridad, promulgan la esperanza, el respeto y la alegría de servir al necesitado. Por cuarto año consecutivo, el estudiante de 26 años de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás Concepción, ha demostrado su compromiso en el trabajo como voluntario en distintas actividades organizadas por la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) Santo Tomás.
Como líder de comunidad, se prepara cada año para motivar e impulsar a los jóvenes a ser parte de tan bonita labor. Además de ser una experiencia que le ha servido de instancia para conocer gente nueva, ayudar a los que más lo necesitan y a fortalecer sus habilidades blandas, para Álvaro el voluntariado le ha permitido conocer la realidad latente en el país y a formar a las nuevas generaciones que cada año se suman a los trabajos voluntarios de Santo Tomás.
¿Cómo fue tu primera experiencia?
Mi primera experiencia fue muy buena, me tenían fe y al llegar me designaron como Jefe de Obra. Tuve buen equipo, buen DAE y un apoyo increíble, eso fue lo que me conquistó para seguir sumándome a los trabajos voluntarios.
¿Cuáles eran tus expectativas antes de hacer el voluntariado?
Nadie me enseñó cómo iba a ser el voluntariado, en ese entonces, en el año 2011 solo recibí una pequeña introducción de los trabajos que haríamos, pero prácticamente iba con todas mis ganas de ayudar porque era una comunidad que yo ya conocía que era “Ralco” y sabía que había que hacer algo ahí, quería prestar ayuda.
¿Qué te motiva seguir trabajando como voluntario?
Como voluntario me motiva siempre el enseñar, enseñar a los que vienen detrás de nosotros y a tener una nueva generación de voluntarios. Mi misión es formar a un equipo nuevo y renovado para que el grupo crezca más cada día y que les quede una enseñanza de lo que tanto nos ha costado construir.
¿Quién te inspiró a ser parte de los trabajos voluntarios?
Mi familia, mi abuelo era un actor en esto de yo fuera voluntario desde chico, él me motivó siempre a que entregara siempre lo mejor de mí, ayudara a los que necesitaran y enseñara a los que quieren ser parte de esto. Él fue el primero que me motivó, no está conmigo en estos momentos, pero el seguir trabajando como voluntario es como un recuerdo de su legado.
¿Qué valores has aprendido hasta ahora?
Solidaridad obviamente, compañerismo, trabajo en equipo y liderazgo que es lo que más me gusta.
¿Qué mensaje les dejas a tus compañeros?
Que juntos podemos lograr muchas cosas, el vivir la experiencia de los trabajos voluntarios les va a permitir hacer nuevos amigos, van a ayudar a mucha gente que lo necesita y eso es lo que los va a llenar y los va a motivar aún más a desarrollar sus habilidades como futuros profesionales. Como nuevas generaciones es importante que se sumen a esto con amor, responsabilidad y compromiso.
¿Qué se espera para los próximos trabajos voluntarios en Santo Tomás Concepción?
Se espera que en verano visitemos Mulchen, una pequeña comuna situada a unos 32 kilómetros del sur de Los Ángeles. Estamos trabajando en conjunto con la DAE y el objetivo es estar una semana durante las vacaciones en dicha comuna para realizar trabajos de construcción de medias aguas, paraderos y revestimiento de viviendas. La idea es poder reunir si es posible a más de 50 estudiantes de distintas carreras en el próximo encuentro.