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Tomasinos se suman al IV Congreso Internacional TENSLas historias de las deportistas de Santo Tomás Viña del Mar que ganaron medalla de oro en las Finales Nacionales LDES
Kimberly Cepeda, de Técnico en Trabajo Social, obtuvo el primer lugar en judo, mismo logro que alcanzó Camila Barría, de Nutrición y Dietética, en taekwondo.
Dos medallas de oro logró Santo Tomás Viña del Mar en las Finales Nacionales de las Ligas Deportivas de la Educación Superior (LDES). Y esas dos medallas fueron ganadas por dos mujeres que además tienen otra coincidencia: se dedican a los deportes de combate. Kimberly Cepeda practica judo, mientras que Camila Barría es taekwondista. Acá, ambas cuentan sus historias.
Kimberly, alumna de primer año de Técnico en Trabajo Social del IP, dice que su relación con el judo partió muy chica, a los siete años. “En el colegio tenía una compañera que me molestaba, me tiraba el pelo, entonces me ofrecieron el judo como una forma de defenderme, aunque para mí siempre fue más que eso. Me gustó como deporte”, señala.
“Más que la medalla, yo rescato la retroalimentación que obtengo en los campeonatos. Siempre rescato la experiencia, sea buena o mala, para seguir mejorando, corrigiendo errores, superar debilidades. Una medalla la puede ganar cualquiera, pero lo importante es crecer en los campeonatos”, asegura.
La deportista de 20 años de edad comenta que la poca difusión del judo en la región le ha traído varios problemas. “Cuando volví de Antofagasta a Viña me puse a buscar y no tenía dónde entrenar, así que me fui a entrenar a Santiago. Salía del colegio, me iba a las tres, entrenaba desde las seis a las nueve de la noche y llegaba a la casa como a las 12. Así fue desde séptimo básico a segundo medio”, recuerda.
Judo en Santo Tomás Viña del Mar
En la final nacional LDES se encontró con la misma situación: tuvo solo una rival, que curiosamente también representaba a Santo Tomás. “Ella era de Iquique. Se supone que en mi categoría (absoluta -57 kilos) también iba a participar una niña de la Universidad Las Américas, pero la descalificaron porque no dio el peso. Así que mi único combate fue la final, se hizo al mejor de tres combates y gané”.
De regreso a Santo Tomás, Kimberly fue felicitada por las autoridades de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE). Y espera que su logro sirva para que más estudiantes se motiven a practicar judo. “Yo ahora soy la única, entonces el único apoyo que me pueden dar acá es el convenio del gimnasio. Ojalá se pudiera implementar un taller, pero para eso se necesita más gente que se entusiasme. También tengo la idea de hacer un taller de defensa personal y quizás ahí alguien más podría interesarse”, proyecta.
Medalla de oro prometida
Por su parte, Camila Barría disfruta su medalla de oro de manera especial. Es su último año como estudiante de Nutrición y Dietética en Santo Tomás (de hecho, se tituló hace pocos días) y el año pasado ya había disputado la final nacional LDES, obteniendo un segundo lugar que la motivó a buscar la revancha este 2017. Cumplió y puso fin a su paso por la universidad logrando el primer puesto en la categoría novatos +67 kilos.
“Me empecé a preparar para esto a los dos días de haber perdido la final del año pasado. No puedo decir que ahora fue más fácil, pero llegué con más experiencia y determinación. Me propuse que iba a ser primera y como era mi último año en la U, tenía que ser así”, dice.
Con la medalla de oro y el título profesional en su poder, Camila recuerda que el taekwondo fue un elemento clave en su paso por la universidad. “O sea, una de las cosas que me mantuvo en la U fue el taekwondo. La vida universitaria es larga, a veces estresante y deprimente, entonces en algún momento pensé en tirar la toalla, pero iba a entrenar y me llenaba de energía. Incluso eran más fuertes las ganas de ir a entrenar que de ir a clases. Estuve a punto de congelar, pero si lo hacía no iba a poder seguir entrenando, además que eran años y plata invertidos. Al final, decidí seguir”, señala.
Volviendo a su experiencia en la competencia LDES, Camila recuerda que finalmente se cumplió cada meta que fue trazando junto a su entrenador, Carlos Liebig. “Cuando el año pasado gané el regional, dijo que tenía opciones de llegar a la final nacional. Y cuando perdí esa final, dijimos que ahora iba a ir por el oro. Se fue cumpliendo todo. Por eso cuando me preguntaban si estaba conforme respondía que no. Faltaba la medalla de oro”, cierra con orgullo.