La ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña en el año 1990 por parte de nuestro país trajo consigo un cambio de paradigma acerca desde donde miramos a la niñez, de cómo pretendemos que los niños y niñas se constituyan en sujetos de derecho en nuestro país, como así también asegurar de manera obligatoria que todos los menores de 18 años gocen de los derechos contenidos en este tratado sin distinción alguna.

A pesar de que ya han transcurrido 31 años de la validación de la convención, la integración de la perspectiva de derechos se ha consolidado de forma paulatina, por lo que va a demandar generaciones hasta que se consolide como base constitutiva y como forma de vida dentro de nuestra sociedad.

Si bien, Chile ha denotado importantes avances en la protección universal de niños, niñas y adolescentes, estos han sido insuficientes, toda vez que, en la actualidad se siguen produciendo situaciones de vulneración grave y sistemática.

En razón de lo anterior y en la búsqueda de una estrategia que pueda generar mejoras sustanciales a los problemas existentes con la infancia, el reciente 1 de octubre de este año, comenzó la implementación del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia (Mejor Niñez), responsable de restituir derechos y reparar el daño de los niños, niñas y adolescentes gravemente amenazados y vulnerados en sus derechos. Sin embargo, este cambio de política social no es mágico, de la noche a la mañana no se van a concebir todas las soluciones, ni menos las estructurales, por lo que será un proceso largo, donde la responsabilidad de las posibles faltas que se pudieran efectuar no recae tan solo en un Servicio Público, sino que en una sociedad completa; toda vez que se requiere del compromiso colectivo, asumiendo definitivamente el rol de garantes de derechos y de promotores de la actoría social de niñas, niños y adolescentes participantes de la misma, interpelándonos a dar lo mejor de nosotros, para construir una sociedad más justa, sin discriminaciones ni exclusiones de ninguna índole.

 

Tamara Valdebenito

Docente Servicio Social

Santo Tomás Chillán