Noticia anterior
¿De qué nos han servido los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes? Reflexiones sobre la serie AdolescenciaEl trabajo más importante

Cada 1 de mayo, el mundo se detiene por un momento para reconocer la importancia del trabajo. Se conmemora la lucha por derechos laborales, jornadas justas, sueldos dignos y condiciones humanas. Sin embargo, hay un trabajo que sigue siendo invisibilizado en medio de estos discursos: el trabajo de cuidados.
El acto de cuidar es el más antiguo, el más esencial y, sin embargo, el menos reconocido. Es el que permite que la sociedad funcione, el que sostiene la vida misma. Y lo curioso es que, a pesar de su relevancia, sigue siendo visto como un deber natural, casi como una extensión del amor, cuando en realidad es un trabajo con todas sus letras: extenuante, demandante y, muchas veces, solitario.
Cuidar de un hijo, de un adulto mayor, de una persona enferma o con discapacidad es un trabajo de tiempo completo que no entiende de horarios, ni de días festivos, ni de descansos. Aun así, el mundo laboral tradicional rara vez lo reconoce. No se paga, no se mide en productividad, no se incluye en estadísticas económicas. Pero sin este sostén invisible, ningún otro empleo sería posible.
Es importante recordar que el trabajo de cuidados no tiene género, aunque históricamente haya recaído en las mujeres. Cada vez más hombres se suman a esta tarea, rompiendo viejos paradigmas y demostrando que cuidar es un acto humano, no una obligación femenina. Y en este Día Mundial del Trabajo, vale la pena preguntarnos: ¿qué pasaría si pusiéramos en el centro de nuestra sociedad el trabajo de cuidar? ¿Si lo valoráramos tanto como cualquier otra labor?
La remuneración económica no es el único camino para reconocer este esfuerzo. Se necesita voluntad política y social para generar políticas que permitan que quienes cuidan tengan acceso a derechos, tiempo y apoyo. Se requiere un cambio de mirada para dejar de considerar el cuidado como algo privado e individual y entenderlo como una responsabilidad compartida.
Este Día Mundial del Trabajo es una oportunidad para mirar más allá de las fábricas y las oficinas, y reconocer el trabajo que sostiene a todos los demás. Porque sin cuidado, no hay sociedad. Y sin quienes cuidan, no hay futuro.
Lina Correa Estrada, Investigadora, Facultad de Recursos Naturales y Medicina Veterinaria. Embajadora Proyecto InEs, Género Universidad Santo Tomás.
Noticia siguiente
Día de la Tierra en clave de género