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Lactancia materna: la mejor opción de alimento para un hijo (a)Ahora, ¿hay que estudiar de verdad?
Desde el mes de marzo a la fecha las Instituciones de Educación Superior en nuestro país han retomado sus clases de forma presencial. En este ámbito educativo, muchas (os) estudiantes experimentan diversos desafíos, pero una frase que está repitiéndose una vez desarrollada una evaluación teórica o practica es “ahora sí que hay que estudiar de verdad”. Esta expresión qué parece genuina, invita a una reflexión porque durante el año 2020-2021 muchas (os) de estas (os) estudiantes realizaron su formación en modalidad virtualidad y actualmente al realizar una prueba en formato presencial son desafiadas (os) al logro de aprendizajes desde un nuevo formato.
Considerando lo anterior, la filósofa chilena Beatriz Contreras Tasso, en su libro titulado “La sabiduría práctica en la ética de Paul Ricoeur” señala lo siguiente: “el amor así mismo supone la mediación del bien, que hace que elijamos lo mejor de nosotras (os) mismas (os) de manera desinteresada, pues nuestra racionalidad permite una elección según lo bueno y no según lo útil o lo grato”. Esta frase permite vincular el amor que cada una (o) tenemos a nuestras aspiraciones en términos de aprendizaje, donde esa búsqueda para el futuro quehacer profesional pudiese estar orientada hacia la obtención de diferentes saberes, permitiéndonos así la elección de un bien, por ejemplo: el fortalecimiento de mi vocación profesional o poder desarrollarme de la mejor forma posible en lo que será mi futuro profesión. No obstante, esta manera desinteresada de aprendizaje está más conectada con perseguir lo útil o grato, es decir, obtener una buena nota, sin importar el cómo-por qué la obtengo o solo asistir a clases.
En efecto, cuando una(un) estudiante comparte que “ahora sí que hay que estudiar” está reflexionando sobre una necesidad de examinar sus formas de aprendizajes, evidenciando que las evaluaciones virtuales están más distantes, por tanto, es necesario fortalecer su motivación por el logo de aprendizajes desde su amor propio unido a la importancia que es aprender desde la obtención de distintos bienes generando así un beneficio social y personal.
Por Javier Huiliñir Curío, docente Formación e Identidad, Santo Tomás, sede Temuco.
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