Halloween sin caries: Consejos de salud bucal para cuidar los dientes de los niños

“Es importante que los padres resguarden el hábito de cepillado después del consumo de golosinas para evitar problemas dentales,” comenta Consuelo Santibañez, especialista en odontopediatría y docente en Santo Tomás.

La noche de Halloween es una antigua fiesta que se caracteriza por sus dulces, disfraces y decoración. Esta celebración con más de 2000 años de historia se remonta a los pueblos celtas ubicados en la que hoy sería Irlanda, Reino Unido y Francia, marcaba el fin del verano y estaba profundamente ligada con los espíritus.

Esta tradición se ha mantenido y adaptado hasta nuestros días, impactando masivamente en Norteamérica desde donde se extendió a Latinoamérica debido a la influencia de Estados Unidos. En nuestro país, cada año vemos más presencia de esta celebración por la gran actividad comercial que genera, especialmente relacionado a la compra de dulces para los más pequeños.

En ese contexto, Consuelo Santibañez, cirujano dentista especialista en odontopediatría y docente del Área Odontológica del Centro de Formación Técnica Santo Tomás, entrega algunas recomendaciones para el cuidado en la salud bucal de niños y niñas, con el fin de disfrutar de manera responsable durante esta fiesta.

Salud bucal

El impacto negativo que puede generar el consumo de dulces está directamente ligado a la superficie de los dientes. “El alto consumo de productos azucarados propicia el desarrollo de baterías que colonizan la superficie dentaria, generando ácidos que desmineralizan el diente, facilitando la erosión y desgaste del esmalte dental dejándolo susceptible al desarrollo de caries,” explica la especialista de Santo Tomás.

Por este motivo, si los niños y niñas no tienen un hábito de higiene bien regulado, el crecimiento de bacterias en dientes y encías aumenta, lo que deriva en varios problemas bucales. Por eso, es de suma importancia que los padres inculquen y resguarden un correcto cepillado dental posterior al consumo de dulces y golosinas.

Limitar el acceso a dulces

Si bien, todos los dulces a corto plazo son perjudiciales por su alto índice de azúcar, limitar el acceso a estos es una recomendación muy difícil de implementar. En ese sentido, lo que recomienda la especialista es considerar el tipo de dulce y la frecuencia con la que estos se consumen.

“Ya que sabemos que en Halloween los niños estarán expuestos a un mayor consumo de azúcar por el gran atractivo que estos poseen, un consejo para los padres es que eviten la ingesta de dulces pegajosos y duros, por el mayor tiempo que permanecen en nuestra cavidad oral, esto genera mayor adhesión en la superficie dentaria y por ende mayor susceptibilidad a desarrollar caries a temprana edad”.

Otra técnica que podría ayudar a regular el consumo excesivo de dulces y golosinas sería evitar consumirlos entre comidas.  Es decir, preferir el consumo de estos junto a las comidas principales para asegurarse de cepillar correctamente luego de la ingesta de los productos azucarados.

Sin embargo, lo ideal sería reemplazar, en la medida de lo posible, los dulces por otro tipo de productos como frutas, verduras o alimentos ricos en fibras, asegura la Santibañez.

La importancia del cepillado

Para Consuelo Santibañez, un buen cepillado diario después de cada comida es uno de los hábitos fundamentales para mantener la higiene dental. Sobre los implementos necesarios para el cepillado, recomienda utilizar un cepillo que cumpla con las características básicas, “tales como cerdas suaves y rectas, un mango ergonómico y un cabezal pequeño”. Además, es aconsejable utilizar coadyuvantes tales como, seda o hilo dental, enjuague bucal.

En menores de 8 años es necesario que el cepillado sea supervisado por un adulto responsable, fomentando especialmente el cepillado nocturno, ya que “se ha demostrado que el PH bucal disminuye durante la noche y por ende queda más susceptible a desarrollo de enfermedades bucales,” agrega la especialista.

Finalmente, la dentista recomienda que la duración del cepillado no sea menor a dos minutos, cambiar el cepillo cada 3 o 4 meses y visitar al dentista, por lo menos una vez al año, de manera preventiva.