Académica UST advierte sobre impacto del uso temprano de celulares en la salud mental infantil y adolescente

Marcela García-Huidobro Díaz, académica de Psicología y coordinadora del Centro de Atención Psicológica de la Universidad Santo Tomás Santiago, participó en el programa Red Transformadora de Radio Infinita, donde analizó los efectos que el acceso temprano a dispositivos móviles puede tener en el desarrollo emocional, social y cognitivo de niños, niñas y adolescentes.

Durante la conversación con el periodista Juan Manuel Astorga, la académica de la Facultad de Ciencias Sociales explicó que el uso no regulado de celulares y tablets antes de los 13 años puede asociarse a mayor riesgo de ansiedad, depresión y baja autoestima en la adultez. Esto, debido a factores como la exposición a contenidos estereotipados en redes sociales, la hiperestimulación de los sistemas de recompensa del cerebro y la falta de madurez del lóbulo frontal, clave en la regulación emocional.

La docente enfatizó que la falta de control parental y de educación emocional digital potencia estos riesgos. «El celular debe tener un uso absolutamente controlado y con acompañamiento adulto. Implica una ética de cuidado y una renuncia personal: si queremos que nuestros hijos no usen el celular en exceso, los adultos también debemos dar el ejemplo», sostuvo.

Asimismo, indicó que, según la Organización Mundial de la Salud, la edad más recomendable para entregar un celular personal es entre los 13 y 14 años, siempre con límites claros respecto a horarios, contenidos y supervisión. También advirtió que el uso excesivo afecta funciones ejecutivas y atencionales, disminuyendo el aprendizaje, incluso cuando el dispositivo está apagado, pero cerca del usuario.

Herramientas para enfrentar el desafío digital

Desde su experiencia en el Centro de Atención Psicológica UST la académica señaló que ha aumentado la complejidad de los casos, con un predominio de trastornos ansiosos y depresivos en niños y adolescentes, muchas veces vinculados al uso problemático de tecnologías. Además, observan a padres y cuidadores desorientados sobre cómo establecer límites efectivos.

En este sentido, advirtió que la falta de alfabetización digital en adultos, sumada a la alta dependencia tecnológica en el hogar, genera dificultades para la supervisión y regulación del uso de dispositivos.

Finalmente, García-Huidobro destacó el rol que las universidades deben cumplir en la educación emocional y digital de la comunidad. «Desde Centro de Atención Psicológica de la UST hemos ido a realizar charlas a los padres, a jardines, a colegios y se sorprenden cuando nosotros les hablamos de los efectos reales que tiene la tecnología en el cerebro. De esa forma ellos problematizan el uso de las herramientas tecnológicas y empiezan a hacer cambios», afirmó.

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