Comité Nacional CEDI Y FDI UST22102 organizan la Segunda Jornada del taller de Derechos Humanos para IES

Durante el encuentro, organizado por el Comité Nacional CEDI y FDI UST22102, en la sede de Santiago de la Universidad Santo Tomás, participaron varias instituciones de educación superior. Se reflexionó sobre los desafíos en relación con la violencia de género y los derechos humanos en las comunidades educativas y se discutieron estrategias para superarlos. 

En la actividad, que contó con la participación de 17 personas de diversas instituciones de educación superior, Daniela Aceituno, trabajadora social y magíster en Ciencia Política de la Universidad de Chile, abordó los alcances de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, conocida como «Convención de Belém do Pará». Esta convención establece el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia y destaca la violencia como una violación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.

En 1994, la Convención Interamericana estableció tres tipos de violencia: física, sexual y psicológica. Además, definió los ámbitos en los que estas violencias pueden ocurrir: en la vida privada, es decir, dentro de la familia o en cualquier otra relación interpersonal, incluso si el agresor no convive con la víctima; en la vida pública, ya sea en la comunidad, el lugar de trabajo, instituciones educativas, establecimientos de salud u otros lugares; y aquella violencia perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes.

Daniela Aceituno, profesional del Instituto de Derechos Humanos (INDH), en la charla denominada “Género y Derechos Humanos: el derecho a una vida libre de violencias”, reflexionó sobre las diversas formas de violencia que experimentan las comunidades educativas. «A menudo asociamos la violencia con ciertos colectivos, formando un imaginario colectivo. Puede tratarse de violencias patrimoniales, simbólicas, económicas o integrales. Incluso, a veces, se manifiesta entre mujeres, ya que reproducimos maneras patriarcales de vinculación. Esta situación refleja el impacto del dispositivo cultural y justamente ese es el gran desafío», señaló.

Karen Rivera, coordinadora del FDI Perspectiva de Género en la Formación del Instituto Profesional Santo Tomás, destacó la importancia de trabajar en el ámbito educativo al señalar que “trabajar en educación te posiciona en un lugar estratégico para contribuir a los cambios culturales que estamos llamadas a impulsar. En ese sentido, comprendiendo que el género es uno de los pilares que componen la diversidad, es fundamental mantenerse en constante formación sobre todos ellos». En este sentido, enfatizó que “el aporte más evidente que veo es precisamente ser un apoyo en la comprensión de la experiencia de la diversidad de forma más holística. El día a día de los y las estudiantes no ocurre en el vacío; por lo tanto, debemos considerar cómo cada una de sus características puede interseccionarse y llevar a formas distintas de discriminación”.

Esta actividad busca generar un acercamiento al enfoque de derechos humanos y ser aplicado por los Comités de Convivencia, Equidad de Género, Diversidad e Inclusión de las instituciones de educación superior, en el marco de la Ley 21.369 que regula el acoso sexual, la violencia y discriminación de género.