Marcar la diferencia en el mundo laboral

Hoy las personas buscan convertirse en un valor agregado dentro de las organizaciones, puesto que no basta con cumplir solo lo encomendado, se necesita ir más allá y aportar con actitud, innovación y compromiso. Ser un profesional destacado implica desarrollar habilidades que permitan tomar la iniciativa, trabajar en equipo y tener pensamiento crítico, para lograr la excelencia y destacar en las organizaciones.

En un mundo laboral cada vez más dinámico, los conocimientos técnicos son importantes, pero lo que realmente garantiza el éxito es el desarrollo de competencias esenciales, como las “Soft Skills”, que son habilidades transversales y socioemocionales enfocadas en desarrollar ciertos valores y rasgos que fomentan la comunicación y la relación efectiva con el entorno.

Dentro de éstas encontramos la gestión del tiempo, la comunicación asertiva y la escucha activa, entre otras, pero quiero enfocarme en una que muchas veces pasa desapercibida: la inteligencia emocional. Que trae consigo la capacidad de manejar la frustración, automotivarse, perseverar y controlar los impulsos en diversos entornos laborales. Saber autorregularse y empatizar con los demás, genera equipos más cohesionados y productivos.

Hoy las dinámicas laborales hay evolucionado, es por lo que se insta a las y los profesionales, a convertirse en agentes de cambio, encontrar soluciones eficientes y aportar con nuevas visiones. Satisfacer las expectativas de los clientes y usuarios requiere algo más que conocimientos técnicos: exige compromiso, creatividad y capacidad de adaptación. Cada acción cuenta, para marcar la diferencia.

Las habilidades esenciales no solo mejoran la empleabilidad, sino que otorgan una ventaja competitiva en un mercado en constante evolución, y que se torna cada vez más exigente.

En las instituciones de educación superior estamos comprometidos con formar profesionales que sean capaces de impulsar y transformar territorios.