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No hay vacaciones para los voluntarios de Santo Tomás TalcaDelegación de Escuela de Psicología de UST Viña del Mar entregó ayuda profesional para víctimas de los incendios forestales del sur
El docente Alfredo Sherrington y los alumnos María Paz Espinoza, Jorge Gardaix y Guillermo Rojas permanecieron durante tres días en Cauquenes atendiendo a damnificados y equipos de emergencia.
El jueves 26 de enero, cuando los incendios en la zona centro-sur no daban tregua, un grupo de representantes de la Escuela de Psicología de UST Viña del Mar decidió que tenía que ayudar de alguna manera tanto a las víctimas como al personal de emergencia que trabajaba enfrentando el fuego. Fue así como el profesor Alfredo Sherrington y los alumnos María Paz Espinoza, Jorge Gardaix y Guillermo Rojas se subieron a un auto rumbo a la VII Región, sin saber con qué se encontrarían y de qué forma podrían colaborar.
En cuestión de horas se organizó el viaje, para lo cual fue fundamental el apoyo de las autoridades y el equipo docente de la Escuela, encabezados por el director Luis Ulloa, quienes sobre la marcha aportaron con todo lo necesario para que se pudiera concretar esta iniciativa. Y es que existía conciencia de la importancia de llegar cuanto antes al lugar de la tragedia para brindar una atención oportuna. Además, se trataba de una buena oportunidad para acentuar el vínculo con la comunidad que la carrera busca promover desde los primeros años de estudio.
Fue así como la delegación emprendió el viaje a Talca, donde al llegar serían derivados al Servicio de Salud de Cauquenes. “Viajamos el jueves en la noche, trabajamos allá de viernes a domingo”, recuerda el profesor Sherrington, quien agrega que para el éxito de esta iniciativa fue vital la ayuda del director de la Escuela de Psicología de UST Talca, John Molina, quien hasta hace poco tiempo fuera jefe de carrera vespertino en la sede Viña del Mar.
“Al llegar trabajamos con el personal de emergencia, Bomberos, Conaf, Carabineros, además de los equipos de voluntarios que habían llegado allá. Después hicimos recorridos por diferentes pueblos para atender a familias que habían perdido sus casas”, explica el docente.
Psicología de Emergencia
El interés de la delegación viñamarina no fue gratuito, sino que se enmarca dentro del proyecto de conformar el Equipo de Primeros Auxilios Psicológicos en UST Viña del Mar. “Esto nace desde el curso optativo de Psicología de Emergencia que lleva cerca de tres años acá. Algunos de los alumnos habían pasado por este curso y otros estaban interesados en aprender sobre el tema, así que era una buena oportunidad”, señala.
Explicando que “el modelo que utilizamos fue el de la Universidad Johns Hopkins”, Sherrington comenta que la primera tarea fue entregar contención emocional a los profesionales que combatían el fuego: “Estaba latente la muerte del bombero Hernán Avilés (fallecido el miércoles 25 en las cercanías de Constitución) y ellos habían notado que la gente estaba mal, se sentía en el ambiente, así que nos pidieron que trabajáramos con ellos, ese fue nuestro grupo objetivo inicial”.
“Primero está dar el soporte emocional que permite fundamentalmente prevenir algunos daños mayores como estrés postraumático, síndrome de burnout, depresión, etcétera. Es un tema de descarga emocional, darles espacio para manifestar su miedo, su dolor”, dice.
Tras esta primera intervención, se enfocaban en el aspecto motivacional, considerando que el personal de emergencia debía seguir trabajando en el combate al fuego.
El trabajo en terreno
Respecto a su labor en la VII Región, Sherrington recuerda que debieron lidiar con algunos inconvenientes. Si bien trabajaron en oficinas de los cuarteles de bomberos o colegios, también tuvieron que hacerlo en plena calle cuando no había una sala disponible para ellos. “Había que sentarse con la gente, conversábamos mirando el paisaje quemado alrededor”, cuenta.
Además, los mismos lugareños les advirtieron de un peligro: “en una zona donde todos se conocen, aparecimos nosotros, unos desconocidos en una camioneta negra y con vidrios polarizados. Nos dijeron que nos podían confundir con pirómanos, así que no nos podíamos bajar en cualquier parte. Ni pensar en meternos en un bosque a hacer nuestras necesidades. Parece chistoso, pero el ambiente estaba así”.
También hubo experiencias muy gratificantes. “Fuimos a la casa de una señora que decía sentirse muy abandonada porque la ayuda no pasaba por ahí. Estábamos conversando con ella cuando tocan la puerta y eran personas en una camioneta repartiendo comida. Quedó feliz, porque después de sentirse tan sola, en cuestión de minutos recibió comida y ayuda psicológica. Lloraba de agradecimiento”, relata.
Formación profesional
Finalmente, Sherrington cree que las conclusiones del viaje son absolutamente positivas, en especial pensando en la formación profesional de los alumnos. “Iban nerviosos porque no podían fallar, esto no era como hacer la práctica donde tienes permiso para equivocarte e ir aprendiendo. Ellos debían asumir que son psicólogos en formación, no estudiantes”.
“Se dieron cuenta del poder que tiene la psicología como profesión, que como disciplina genera mucha vinculación con la gente. A nosotros nos invitaban a reuniones con la comunidad y nos presentaban como los psicólogos de apoyo. Es cierto que hubo momentos tensos, pero se dieron cuenta que es posible ayudar e intervenir en emergencias y que la gente lo valora. Entendieron que hay que ser responsables con ese poder”, finaliza.