Primera edición del Workshop Internacional de Biotecnología Interdisciplinaria congregó a académicos nacionales e internacionales en torno a los últimos descubrimientos del área

Presencialmente desde la Sede Santiago de la Universidad Santo Tomás, así como virtualmente desde Lima y Estados Unidos, se llevó a cabo esta primera versión del encuentro.

Este jueves, en el Aula Magna de la Universidad Santo Tomás, se llevó a cabo el 1er Workshop Internacional de Biotecnología Interdisciplinaria, evento que buscó crear un espacio de discusión sobre el enriquecimiento que tiene esta área de la ciencia al ser abordada desde distintas disciplinas.

Luego de las palabras iniciales del Dr. Nelson Caro, Director Centro de Investigación Austral Biotech, comenzó la primera presentación a cargo de la Dra. Carol Flores de la University College London, Reino Unido, quien habló sobre su investigación, la que incluso la llevó a la Amazonía peruana para conseguir avances con la aplicación de metilasas.

La Dra. Amparo Zavaleta, perteneciente al Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) de Perú, le siguió en el cronograma. Allí, la investigadora presentó parte de su trabajo sobre las enzimas microbianas y su uso por sobre otros químicos en industrias como la textil, alimentaria, detergentes y otras.

Aquí explicó sus ventajas por sobre compuestos similares encontrados en hongos y plantas, comentando que las bacterias: su rápido crecimiento, la facilidad de su purificación, las modificaciones celulares que es posible realizarles y más.

Posteriormente fue el turno del Dr. Felipe Sarmiento (EE.UU.), profesional con más de 10 años en la industria biotecnológica, experiencia en productos químicos finos y productos farmacéuticos. Él habló sobre su experiencia en programación celular dentro de Ginkgo Bioworks, procesos que han logrado automatizar en varias etapas y que permiten adaptar cada requerimiento a la necesidad de sus clientes.

Ubicados en Boston, pero con oficinas en California y Europa, hizo hincapié en la colaboración con otras instituciones para desarrollar o modificar cepas, incluyendo tecnología de última línea como Machine Learning, una de las áreas de la tecnología que más rápido avanzan en la actualidad.

La Dra. Tamara Bruna, investigadora principal de Austral Biotech y miembro del claustro del Doctorado en Conservación y Gestión de la Biodiversidad, realizó una presentación sobre los contaminantes agrícolas utilizados en el país, comentando que “son de las mayores amenazas para el agua y pueden causar problemas de salud”. De hecho, sostiene que “los investigadores dicen que no se entrega la importancia requerida para la gravedad de la situación”.

Durante su intervención habló sobre las “desventajas” del uso de este tipo de químicos, señalando que entre sus efectos secundarios se encontraban daños al medioambiente, como en la muerte masiva de abejas y cóndores, así como también en humanos, especialmente con enfermedades en niños. Llamativo, además, uno de sus datos: de los 99 agroquímicos utilizados en Chile, 40 están prohibidos en Europa.

Desde Perú llegó la presentación de la Dra (c). Noemi Bravo, académica de la Facultad de Química e Ingeniería Química de la Universidad Mayor de San Marcos de Perú, desarrollo de biopelículas con nanopartículas y nanomembranas con un método en particular con almidón.

Allí se realizaron mezclas entre el almidón de la papa y el de maíz, luego añadiendo aceite esencial de orégano para entregarle propiedades antimicrobianas. Esto genera un bioplástico con muchos posibles usos dentro de la biotecnología, algo que recién está comenzando y que podría dar para grandes anuncios dentro de la medicina o la alimentación.

El Dr. Cristián Tapia mostró parte de su trabajo de laboratorio, colaborativo entre varias universidades con participación de Santo Tomás, en suplementos nutricionales para el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal.

Allí comentó que, si bien hay mucha diversidad en internet de este tipo de productos, muy pocos logran sustentar en evidencia sus propiedades nutricionales. De hecho, hay muchos actualmente a la venta que se sustentan en el reglamento sanitario de alimentos, pero no con sus propiedades reales.

Los suplementos nutricionales buscan complementar los nutrientes necesarios para cada etapa de la vida, en especial en la última etapa de la tercera y cuarta edad donde existen mayores problemas de absorción de nutrientes junto a una pérdida más acelerada de ellos.

De la misma forma, habló de los desafíos de la industria de los alimentos para bajar la carga microbiológica de sus alimentos para conseguir mayor vida útil, pero sin el uso de grandes químicos. Muchos de estos estabilizantes tienen orígenes químicos que se buscan dejar atrás en el mundo industrial.

Por su parte, el Dr. Maximiliano Amenábar, Jefe de la Escuela de Biotecnología UST, habló sobre las oportunidades que entrega la biotecnología para un futuro sostenible.

En su presentación habló sobre la existencia de microorganismos extremófilos, es decir, aquellos que son capaces de sobrevivir a condiciones extremas, ya sea de calor, frío o presencia de químicos. 

Sobre estos, señaló que en “Chile tenemos acceso privilegiado a muchos de ellos, como en la Antártida, los glaciares de Los Andes o aquellos llamados permafrost, suelos congelados que se han empezado a descongelar gracias al calentamiento global”.

De todas formas, despejó la idea de que la Antártida solo tenga lugares fríos para estudiar, comentando la existencia de la Isla Decepción como un lugar donde hay fumarolas que superan los 100° donde también hay microorganismos estudiables.

“Este tipo de expediciones puede generar el encuentro de diversos microorganismos que pueden tener distintos usos”, añadió Amenábar.

El workshop lo cerró el Dr. Alexander Gamboa, académico de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, con una exposición sobre los beneficios de la nanoencapsulación de fármacos y bioactivos.

Según explicó, esta es una “revolución en el campo de la medicina”, permitiendo tres grandes beneficios: mejora la absorción y distribución de los fármacos en el cuerpo, protege a los medicamentos de condiciones medioambientales adversas -como temperatura para aquellos que requieran refrigeración- y la reducción de los efectos secundarios.

Esto tiene grandes implicancias en enfermedades graves, como para el cáncer o de carácter cardiovascular, permitiendo mejores resultados en sus tratamientos y entregando un potencial enorme en el desarrollo de medicamentos para otras patologías.

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