Noticia anterior
Subdirectora de Formación e Identidad participó en el XVII Congreso Católicos y Vida PúblicaMaite Cereceda, subdirectora de Formación e Identidad.
«Juan Pablo II es un modelo a seguir en la valoración del ser humano desde la concepción y hasta la muerte natural»
La subdirectora de Formación e Identidad de Santo Tomás ahondó en la elección del Tema Sello 2015.
Este año, la historia de vida de Juan Pablo II fue un ejemplo a seguir y representó los valores humanos y cristianos que definen la línea valórica de nuestra Institución, a través del Tema Sello 2015. Por tal motivo, se realizaron variadas actividades en las diferentes instituciones a lo largo de todo el país, y el Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica Santo Tomás Curicó, no fue la excepción.
En el mes de junio se realizó el lanzamiento del Tema Sello 2015 “Juan Pablo II: el irrenunciable valor de la persona humana”, a través de una charla abierta a toda la comunidad y dictada por Maite Cereceda Martínez, subdirectora de Formación e Identidad de Santo Tomás. En aquella oportunidad, se mostró a los alumnos, autoridades e invitados, la vida y legado de Karol Wojtyla, San Juan Pablo II. Por tal motivo, y debido a la importancia del tema, fue que se realizó la siguiente entrevista a Maite Cereceda, para profundizar en ese y otros contenidos.
Más allá de la buena opinión que muchos sostienen de Juan Pablo II, ¿por qué este año fue elegido Tema Sello Santo Tomás?
La idea del tema sello es, cada año, recoger el testimonio o ejemplo de algún personaje histórico o literario que permita retratar algún valor fundamental. En este tiempo, y especialmente este año, el valor de la vida y la persona humana está en el debate público y privado a nivel nacional, corriendo gran riesgo de caer en el engaño del aborto como una salida válida a problemas sociales. Juan Pablo II es un personaje que con sus escritos, su discurso y su ejemplo de vida luchó permanentemente por el valor de la persona humana desde la verdad, con mucha convicción. Él entendía que la verdadera libertad es aquélla que se utiliza para hacer el bien y ayudar al prójimo. Sus condiciones de vida le llevaron a darnos grandes ejemplos de su lucha a favor de lo que él mismo llamó “la cultura de la vida”. Siendo además un personaje muy conocido y reconocido por todos, nos parece que es un modelo a seguir en la valoración del ser humano desde la concepción y hasta la muerte natural.
En relación a la charla que realizó en el IP y CFT Santo Tomás Curicó, ¿cuál fue el mensaje principal que quiso entregar a los alumnos?
El mensaje principal fue el de otorgar a todo ser humano, con independencia de su condición social, física, síquica, entre otros, el mismo valor de persona humana, es decir, que tiene derechos humanos básicos porque vale, porque tiene un valor especial el pertenecer a la especie humana. Esto lleva a defender toda vida humana de igual forma, sin dejarse arrastrar por slogans de moda o discursos que intentan instalar una mentalidad facilista que en ningún caso permitirá que nuestros alumnos vivan mejor o sean más felices. No hay mayor felicidad que la de amarnos y cuidarnos unos a otros. Juan Pablo II fue un rebelde en su tiempo, pues se rebeló ante muchas cosas, pero porque estaba convencido de que la vida humana y su dignidad no podían ser violadas en ninguna circunstancia.
Dentro de los valores destacables de Juan Pablo II y los de Santo Tomás de Aquino, ¿cuáles se asemejan y cuáles son los que más se diferencian? y ¿cómo cree usted que se relacionan?
En ningún caso son contrarios, y sus diferencias podrían venir dadas principalmente por los tiempos en que les tocó vivir. Se podría decir que Juan Pablo II actualiza al siglo XX conceptos que ya se encontraban presentes en la filosofía de Tomás de Aquino, tales como el valor de la verdad, la dignidad de la persona, el respeto de unos a otros en la sociedad, y la gran valoración que da al ser humano como criatura racional y libre. Siendo la filosofía tomista tan atemporal y válida en todo momento, san Juan Pablo II la recoge magistralmente para entregarla en su carácter de pastor a todos los católicos y hombres de buena voluntad de nuestro tiempo.
En relación al “valor de la persona humana” y el escenario actual de nuestro país, ¿cuál es su opinión sobre el tema?
Actualmente nuestra sociedad chilena está pasando por un momento crucial, en el que definiremos si estamos o no a favor de cuidar toda vida humana, es decir, definiremos si efectivamente somos tan acogedores con nosotros mismos como decimos que somos con los extranjeros o “amigos forasteros”. Esta definición – la aprobación o no de un proyecto de ley que despenalice o legalice el aborto – será fundamental para el futuro de nuestro país. No sólo me refiero al tema demográfico, sino al tema moral y social. Me parece que efectivamente hay un problema que solucionar, y este es el de una buena red de salud que otorgue apoyo médico a las madres que lo necesitan, así como una red de soporte para las madres que quieren dar su hijo en adopción, o quienes están gestando un niño que viene enfermo.
Me parece que hoy Chile tiene la maravillosa oportunidad de ofrecer a sus ciudadanos una mano que ayude en estos casos tan desesperados, en mostrar al mundo de lo que somos capaces cuando queremos realmente apoyarnos. Hay efectivamente instituciones privadas que ofrecen este apoyo, pero no siempre tienen la prensa o el soporte necesario para dar mayor cobertura a quienes lo necesiten.
Me parece que el aborto no sólo no es la solución, sino que agrava el problema, pues la madre que tiene un embarazo con problemas, si aborta, quedará más desamparada y con mayores dolores en el alma que si no lo hiciera y tuviese una red de “amigos” que la escuchen. En todas estas actitudes podríamos realmente demostrar que valoramos a la persona humana: a la que está en gestación y a la que la lleva en su vientre.