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Pymes regionales conocieron beneficios del comercio justo y las posibilidades de insertar sus productos en nuevos mercados
Gracias a un proyecto de la UST La Serena, pequeños emprendedores agroalimentarios de toda la región están conociendo la filosofía del comercio justo y el camino para llegar a certificar sus productos e instalarlos en sofisticadas vitrinas del mundo.
¿Vinos del Limarí en un supermercado de Noruega? ¿Pisco del Valle de Elqui en una tienda de Suecia? ¿Nueces de Choapa en la mesa de una familia en Suecia? Para que estas especulaciones se hagan realidad en un horizonte cercano, continúa su avance el proyecto “Investigación, modelos de negocios y estrategias de internacionalización de comercio justo”, iniciativa que desarrolla la Universidad Santo Tomás de La Serena a través del Centro de Investigación y Modelación de Negocios (CIMON).
El proyecto, que se ejecuta mediante licitación adjudicada a la Corporación Regional de Desarrollo Productivo (CRDP) por 41 millones de pesos, está prospectando diversos mercados internacionales susceptibles de permitir el ingreso del trabajo de pequeños productores de la región bajo la filosofía del comercio justo.
En este marco se desarrollaron de forma consecutiva en Paihuano, Salamanca y Monte Patria talleres que buscaron informar al respecto a diversos productores de estas y otras ciudades y localidades, instancia que fue desarrollada por el asesor principal del proyecto, el experto y pionero nacional en comercio justo, Gerardo Wijnant.
“Evangelización” descentralizada
Fue así como durante estos tres días de trabajo se “evangelizó” respecto a esta forma de comercializar la economía del bien común y del comercio justo mediante el taller “Beneficios y alcances del comercio justo para los productores y pymes de la región de Coquimbo”, que en palabras del Director de CIMON, el académico Marcelo Chacana Ojeda, se realizó en las tres provincias a fin de llevar a la práctica la idea de descentralización que sustenta el proyecto.
“Los cerca de 30 pequeños productores agroalimentarios que asistieron a cada uno de los talleres conocieron en qué está el proyecto, y luego se interiorizaron respecto a la filosofía y beneficios del comercio justo de parte de Gerardo Wijnant; en una convocatoria que fue posible gracias a las Dideco y Departamentos de fomento productivo de los municipios de Paihuano, Salamanca y Monte Patria”, explicó Chacana.
La colaboración de estas casas edilicias, destacó el director de CIMON, permitió que se coordinara el transporte y asistencia de productores de otras ciudades y localidades cercanas a cada sede del taller, como fue el caso de personas provenientes de Ovalle, Río Hurtado, Canela y Los Vilos, etc.
Avance del proyecto
Según explica Marcelo Chacana, a la fecha ya se han priorizado, dentro de los cerca de 29 países adscritos al comercio justo, aquellas naciones cuya demanda calza con la matriz productiva de la región, previamente identificada también por la iniciativa; “a través de una metodología priorizamos a 15 países, lista que luego se redujo a 10, en sintonía con aquellos con los cuales existen ya productos demandados y acuerdos comerciales”.
Para conseguir este listado se desarrolló una metodología de análisis multi-criterio, “ampliamente utilizada a nivel mundial, y que por ejemplo, permitió decidir en la región qué embalse se construía primero”, comenta el académico, quien detalla que la baraja de países seleccionados abarca a Estados Unidos, Noruega, Dinamarca, Alemania, Suiza, Suecia, Luxemburgo, Holanda, España, Francia, Austria, Bélgica, Reino Unido, Estonia, Finlandia e Italia.
En cada una de estas naciones hay productos priorizados, “los cuales, idealmente, deben tener algún tipo de valor agregado”, advierte el experto; hecho que permitiría el ingreso de aceite de oliva y arándanos a Alemania, Limones a España, mandarinas y damascos a Estados Unidos, y uvas y vinos a Dinamarca; entre otros destinos.
“Nuestra consultoría experta permitirá la certificación de una plataforma que aglutine el trabajo de los productores, conformando un catálogo alineado con los productos que actualmente tienen potencial demanda, bajo este esquema de comercio justo, en diversos países. . Asimismo, se pretende que la certificación de estos productos se desarrolle en otro proyecto, pues un proceso de certificación es una instancia variable que debe cumplir con normas y estándares a desarrollarse a lo largo de 12 a 18 meses”, explica.
En tanto, durante el mes de mayo, y junto con certificar a los participantes de los talleres, quienes ya estarán en conocimiento respecto al proceso de certificación de sus productos, se desarrollará un encuentro con expertos internacionales, “para que nos orienten en una suerte de rueda de negocios que nos permitirá saber, de primera fuente, que es lo que están requiriendo los compradores de comercio justo en países de destino”, especifica finalmente Chacana.