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Juvenal Alarcón ganó medalla de bronce en el torneo Satélite de Esgrima en CancúnÓscar Meneses, alumno de CFT Santo Tomás Iquique:
“El voluntariado en Etiopía fue un verdadero premio caído del cielo”
Gracias a una beca Óscar Meneses, alumno de Técnico en Enfermería vivió más de dos meses en una tribu de África, allí se ganó el cariño y admiración de niños y jóvenes.
Con el objetivo de promover el valor de la solidaridad entre sus estudiantes, Santo Tomás y la fundación Amigos de Etiopía, entrega cada año a dos alumnos de la Institución la posibilidad de realizar trabajos voluntarios en dicho país de África.
Gracias a este acuerdo, Óscar Meneses, deportista, Bombero, Prevencionista de Riesgo y actual estudiante de Técnico en Enfermería del Centro de Formación Técnica Santo Tomás de Iquique, fue uno de los dos alumnos premiados con esta beca.
Según comenta, cuando recibió la noticia “no sabía qué decir, si reír o llorar, si me la iba a poder o no, en mi cara no había expresión alguna, pero en mi cabeza tenía una sobredosis de adrenalina y mucha incertidumbre, quedé absolutamente en blanco. Recuerdo haber caminado sin rumbo hasta que recibí el llamado de mi mejor amiga y le conté lo que había vivido hace pocos minutos atrás, fue entonces cuando lo pude asumir. Corrí a contarle a mi familia”
Así partió la odisea y desafío más grande que según Óscar le ha tocado vivir, rápidamente tuvo que aprender un poco más de inglés, juntar dinero y hacer los trámites del viaje lo antes posible.
Óscar recuerda que fue en la loza en el aeropuerto de Addis Abeba, capital y ciudad más poblada de Etiopía, donde recibió el primer impacto.
“La pobreza era muy evidente, en las afueras del aeropuerto las personas pedían dinero y el olor a putrefacción se dejaba sentir en las calles”, cuenta.
Una vez en África, la organización, en conocimiento de las habilidades y aptitudes de Óscar, decidieron proponerle una misión en “Nyangatom”, una tribu muy pobre, con muchos enfermos y con no más de quinientos habitantes. Para llegar al lugar donde se encontraba esa tribu, debieron viajar durante tres días hasta llegar a “Kakuta”, provincia donde debía cumplir su misión y encontrarse con esa comunidad.
“La primera barrera que tuvimos fue el idioma, ya que en la tribu se habla un idioma único y originario, ni el inglés era el mismo, ya que los acentos lo hacían muy poco entendible. Nos vimos obligados a conseguir un traductor, llamado “Lito” y a eso se le sumaron los “Watchman”, una especie de guardias de seguridad armados, puesto que los Nyangatom tienen de enemigos a la famosa tribu llamada “Turkanas”, con los que luchan por poder y territorio desde hace muchos años. Sin embargo, eso nos tenía sin cuidado, ya que en el lugar donde nosotros estábamos, no corría peligro de ataque”, explica.
Óscar cuenta en un comienzo, los niños de la tribu le temían y arrancaban de él, lo miraban a lo lejos y murmuraban y reían, ya que no acostumbraban a ver a un hombre blanco con sus características físicas, fue por esto que a los pocos días comenzaron a llamarlo “Chabab”, que significa “hombre alto y fuerte”.
Fue entonces que “Chabab” decidió ganarse el cariño de los pequeños y les enseñó a jugar futbol, todos querían aprender las técnicas que este hombre alto y fuerte tenía para enseñar. –Me veían como un ídolo del fútbol, ni se inmutaban con los más de cuarenta y cinco grados de temperatura que habían. Yo no daba más y ellos estaban felices con la pelota.-
Las relaciones con los más jóvenes comenzaba a estrecharse, incluso fue invitado a una fiesta donde los hombres jóvenes, buscan a su pareja en un distendido ritual de baile y oscuridad.
Experiencias inolvidables en Etiopía
El alumno de la sede de Santo Tomás Iquique, cuenta que hubo tres episodios que marcaron su estadía en Etiopía.
“La precariedad en la asistencia médica, era realmente increíble. Nos tocó llevar a un bebé prematuro de urgencia al hospital más cercano a ese poblado, y eso era a 6hrs del lugar. Fuimos varias personas, entre un médico, dos niños que debían ser evaluados por un médico, el traductor y la madre del bebé. En un momento vi que las personas se entristecieron, entonces pregunté qué pasaba y el traductor me dice que “murió un bebé de la tribu”. Paramos rápidamente el vehículo y comenzamos las tareas de reanimación, yo no entendía por qué no habían dicho nada antes si hace pocos minutos lo habíamos escuchado llorar. Ahí entendí que para su cultura, la muerte es tan natural como vivir y que dar a luz a un niño prematuro o enfermo, era una deshonra para la familia, por lo que el dolor de la pérdida no era tan grande”, cuenta.
El segundo hecho ocurrió el mismo día, uno de los niños que iba a bordo de la camioneta, fue el gran y mejor amigo de Óscar, su compañero de 8 años que se había convertido en su sombra. Sin embargo, una vez atendido por los médicos de la asistencia, le confirman que tiene Leucemia.
Otro de los episodios que marcó su estadía, fue un incendio que estaba consumiendo las chozas de otra tribu. “Me bajé sin siquiera detener el auto en el que viajábamos, me puse a gritar por agua, pero nadie me entendía, todos miraban asombrados. Como ellos no tenían conocimientos para combatir el fuego, sólo veían como las llamas consumían sus chozas y trataban de salvar lo que podían. Al no tener agua, pedía una pala, pero tampoco me entendían y estaba solo frente al siniestro, decidí dibujar una pala en la tierra y uno de los niños me entendió, hasta que apareció con una. Comencé a tirar tierra como loco, todos se reían de mí, pero cuando vieron que el fuego se estaba apagando, todos copiaron lo que hacía y trabajamos en equipo para apagar el fuego… de pronto, uno de los niños pasa por arriba de las cenizas que aún seguían encendidas y como tal superhéroe, me tiré encima de él para evitar que cayera de lleno en las brasas, lamentablemente no me quedó opción que meter mi pie en el fuego y así fue como sufrí de una grave quemadura en el tobillo de la que hoy me recupero. Mi calcetín comenzó a derretirse y me saqué la zapatilla lo más rápido que pude. En cosa de segundos tenía a 3 niños tirándome tierra en plena quemadura y por más que intentaba decirles que no, era lo que habían aprendido recién, que a falta de agua, buena era la tierra”
El regreso a Chile
Al cumplirse los dos meses y una semana, la hora de partir había llegado, atrás dejó a sus pequeños y traviesos amigos, esos que todos los días le regalaban sonrisas del alma. Se llevaba consigo el amor de lo vivido y la simpleza.
Antes de dejar el poblado, se encontró con un Policía, que le dijo que la tribu a la que él había ayudado en el momento del incendio, había ido al rescate de otro grupo de indígenas que sufrían un siniestro y que apunta de palazos habían logrado extinguir el fuego.
Al llegar a Chile fue inevitable comparar la idiosincrasia de cada cultura. “En Chile nos quejamos por todo, por lo bueno y lo malo, porque siempre estamos compitiendo con el resto y queremos tener todo por el mínimo esfuerzo, que las cosas aquí se hacen siempre con un interés personal e incluso mal intencionado”,
Agradecido de la oportunidad que le dio Santo Tomás para poder vivir esta experiencia única, para “Chabab”, » esto fue un verdadero premio caído del cielo» enviado por su padre, su orgullo y ejemplo a seguir, por lo que hoy trata de replicar lo aprendido. Ahora más que nunca cree que las profesiones que él eligió, son herramientas para la vida, para mejorar la de los demás y estar donde más lo necesiten. ¿Su pago?- Una Sonrisa.
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“Yo siempre quise ir a África como voluntaria”