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19 estudiantes de todo el país viajaron a China a participar en el Campamento de VeranoConoce los conceptos claves para relacionarse con el “gigante asiático”
Especialistas chilenos que estudiaron en Beijing visitaron Santo Tomás Rancagua para compartir con emprendedores y estudiantes su experiencia en China.
“Chile fue el primer país sudamericano que tuvo relaciones diplomáticas con China, y los chinos se acuerdan de eso», aseguró Álvaro Etchegaray, consultor y Magister en Ciencias Políticas en la Universidad de Tsinghua en Beijing. Se estima que en el año 2030, quien es hoy el primer socio comercial de Chile, va a sobrepasar a la economía de Estados Unidos.
Frente a esto, la relación China-Chile ofrece un auspicioso panorama. El mayor aumento de las exportaciones durante el 2016 de nuestro país hacia el gigante asiático se registraron en los sectores agropecuario, silvícola y pesquero. Un 75% de los envíos fueron de cobre. “La reciente gira de la presidenta Bachelet estuvo muy ligada a atraer más inversión”, agrega Etchegaray.
Martín González, abogado y Magíster en Derecho de la Universidad de Tsinghua concuerda: “Hay tremendas oportunidades para industrias chilenas en términos agroalimentarios, silvoagropecuario y empresas mineras”.
Los expertos fueron parte de las conferencias que el Instituto Confucio de la Universidad Santo Tomás ha organizado en Viña del Mar, Santiago, Puerto Montt y Rancagua. En esta oportunidad, el enfoque estuvo en la relación económica con China, lo que interesó a emprendedores de la Región y estudiantes del área Administración de Santo Tomás Rancagua.
Panorama económico de China
La migración del campo a la ciudad y la clase media como motor de consumo fueron aspectos destacados por Álvaro Etchegaray en su visión de China.
En los últimos 30 años, más de 400 millones de personas se han trasladado a las ciudades. En el año 2015, el 56% de la población vivía en zonas urbanas, cifra que se estima alcance el 70% en 10 años más.
Asimismo, el año 2000 sólo un 4% de los hogares urbanos en China era de clase media, mientras que en la actualidad se estima que existen 116 millones de hogares ricos y de clase media. Etchegaray señala como los próximos desafíos del gigante asiático la renovación del liderazgo político en el segundo semestre de este año y la continuación de la reforma económica: “El crecimiento chino es acelerado y ha aumentado en su complejidad”, asegura.
En cuanto al acceso de internet, hasta el 2016, más de la mitad de la población China contaba con ello, principalmente desde teléfonos móviles. Y utilizan sus propias aplicaciones, dado el bloqueo tecnológico. Ali Baba, que hoy está tomando fuerza internacional, sería como Amazon; Baidu es un buscador como Google, mientras que Weibo sería como Twitter. WeChat es una de las aplicaciones más utilizadas, que entrega numerosas funciones desde chatear, hasta pedir un taxi, hacer transacciones, conocer gente y un largo etcétera.
Aspectos legales
“China es un entorno cultural muy adverso. Uno tiende a pensar que como hay un sueño americano, hay un sueño chino, pero esto tiene más de mito que de realidad”, advierte Martin Gonzalez, abogado especialista en temas Chile-China.
Explica que existen muchas barreras, con un entorno regulatorio complejo y divergencias culturales: “El horizonte entre oriente y occidente es difícil de superar”.
Es por ello que entrega algunas prevenciones para poder “blindarse cuando uno opera con China en términos comerciales”. Para comenzar, plantea que “China no es una cultura jurídica, es esencialmente comercial. La ley no forma parte del ADN chino”.
Entre sus consejos, señala que es importante tener una verdadera motivación y una perspectiva a largo plazo para generar relaciones de confianza: “Pensar los negocios a 10, 20 años, y reconocer que necesariamente van a ocurrir periodos de auge y caída”, explica.
Otra recomendación es hacer un análisis jurídico comercial del punto de vista oriental: “Hacer una radiografía de la empresa en China, sus clientes y sus proveedores. Hay que considerar que muchas veces surgen interlocutores que pueden ser impostores”, advierte.
A pesar de todo, González aclara que generalmente, la contraparte china actúa de buena fe: “Los conflictos no son por una contraparte deshonesta, si no por un problema de comunicaciones sobre el negocio, sobre lo que quiere cada parte”.
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