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La relevancia de la salud mental para un cuerpo sano
Nuestra respiración, o bien, la presencia de algunos pensamientos recurrentes son signos a los cuales se debe prestar atención para identificar probables síntomas de que algo no anda bien en nuestra mente y emociones.
¿Se despierta muchas veces en la noche? ¿A veces siente que nada lo motiva? ¿Le gusta salir a caminar por la playa o un parque o prefiere quedarse en casa mirando televisión y/o el celular? Muchas preguntas, muchas respuestas, sin duda, pero cada una mezcla sintomatología y hábitos que comprenden la salud mental, a la cual hoy en día la sociedad ha prestado mayor atención.
¿Qué sabemos al respecto? Los niveles de información de seguro varían en cada persona, y en su mayoría, asociamos el término a estrés, psiquiatras y/o psicólogos. Por ende, no es menor aprender al respecto y poner cuidado a este aspecto esencial en nuestra vida, e igual de importante como la salud de nuestro corazón, vista o espalda.
Mente y cuerpo
La salud mental implica aspectos psicológicos y físicos, pues la mente está conectada con el cuerpo y los estados de ánimo y pensamientos se reflejan en el cuerpo, “por ello, cuando hablamos de salud mental se entiende como la complementariedad de una mente y un cuerpo sano”, explica Nelson Alday Carvajal, alumno de quinto año de Psicología de la Universidad Santo Tomás de La Serena, quien junto a sus compañeros y compañeros entregaron información al respecto en una feria de salud mental realizada en la institución.
Entonces, ¿sólo se consideran signos físicos al respecto? Claro que no, pues la salud mental se refleja en otros ámbitos, como el social, laboral, familiar, etc. “La salud mental es muy relevante hoy en día para tener un buen comportamiento y una mejor forma de relacionarnos y de actuar, entre otros aspectos”, comenta el docente de la Escuela de Psicología de la UST, José Shu Santander.
“(…) cuando hay estrés comienza a aparecer angustia y ansiedad, dos factores importantes para el desencadenamiento de otras patologías, como crisis de pánico, fobias, crisis de ansiedad, etc.”. José Shu.
Poner atención
Nuestra respiración, o bien, la presencia de algunos pensamientos recurrentes son signos a los cuales se debe prestar atención, advierte Nelson. “Cuando la vida cotidiana comienza a frustrarse debido a pensamientos recurrentes, denominados distorsiones cognitivas, se puede apreciar sus consecuencias en el aumento de la respiración en momentos tensos o en alteraciones en el pulso cardíaco, configurando un desgaste físico y mental”.
Asimismo, no dormir la cantidad de horas suficientes (8 horas promedio), saltarse comidas, o ingerir gran cantidad de alimentos para sobrellevar un desorden alimenticio son también otras manifestaciones de que algo no anda bien, agrega el estudiante.
Por su parte, el profesor Shu identifica al estrés como primer factor de riesgo, explicando primeramente que todos necesitamos algo de estrés para poder reaccionar a ciertas situaciones, “pero cuando este estrés se hace intenso somos incapaces de responder de buena forma al ambiente. Por ello, cuando hay estrés comienza a aparecer angustia y ansiedad, dos factores importantes para el desencadenamiento de otras patologías, como crisis de pánico, fobias, crisis de ansiedad, etc.”.
“El estrés es el componente que nosotros tratamos, nuestro factor de riesgo primordial y que se da en las relaciones familiares, sociales y de trabajo, y además, en el contexto individual”, añade el docente, subrayando también que “el estrés y una baja autoestima son componente relevantes para nuestra salud mental”.
Qué hacer
Si una persona detecta una constancia en los signos antes descritos, o bien, en sus niveles de estrés, es importante ir al psicólogo, explica José Shu, “aunque el psicólogo siempre se deja para el final. Primero se pasa por el médico, luego el psiquiatra y al último se acude a un psicólogo. Si tenemos un mal dormir, vamos a un médico y qué se nos da: una pastilla, farmacología inmediata, siendo que nosotros podemos enseñar a manejar estos factores de estrés, empezando a dominar la ansiedad, la angustia y disminuir los factores estresores que te llevan a mejorar la calidad de vida y tu capacidad de disfrutar”, precisa.
La relevancia de la salud mental se aprecia en diversos ámbitos, continúa el docente, y destaca la alta demanda de los profesionales de esta especialidad en la salud, pública, universidades, colegios, etc. “Hoy, en esta feria de salud no solo estamos difundiendo y relevando la importancia de la psicología clínica, sino que también, el aporte de las intervenciones de la psicología en los planos organizacional y educacional”, añade.
“(…) un fármaco sólo ayuda en el corto plazo, y si no existe complementación con una psicoterapia y un aporte del paciente en tratar de hacer las actividades que se le recomiendan, no se puede solucionar el problema”. Nelson Alday.
Ayudarse a sí mismo
¿Podemos cuidarnos mediante alguna metodología o hábito personal? El primer paso es detectar que hay un problema, explica Nelson, detallando que se debe admitir que existen altos niveles de estrés, ansiedad, angustia y tratar de hacerles frente, “con técnicas como control de la respiración, relajación, autorregulación, el disfrutar de los momentos, y hacer actividades que permitan escapar de estos factores de estrés. Y como mencionaba el profesor Shu, recurrir al psicólogo, quien puede ser un apoyo más relevante que la farmacología”.
Al respecto, José Shu destaca la importancia de la activación conductual, donde es importante hacer entender que, si una persona pasa todo el día acostado y no tiene ganas de nada, “un fármaco no cambiará su conducta. Lo que hará el cambio es la activación conductual, por ejemplo, comenzar a trotar 10 a 20 minutos diarios, que es la nada pero que al inicio se hace un tiempo eterno; pero es lo que va llevando a una conducta saludable, que nosotros propiciamos mediante una activación saludable como la descrita”.
Finalmente, Nelson agrega que un fármaco sólo ayuda en el corto plazo, “y si no existe complementación con una psicoterapia y un aporte del paciente en tratar de hacer las actividades que se le recomiendan, no se puede solucionar el problema”.
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