Bárbara Estrada, nueva alumna de Técnico en Educación Parvularia: “Trabajar con niños siempre ha sido mi sueño”

A pesar de la distancia que deberá cubrir todos los días entre Quintero y Viña del Mar, la joven estudiante se muestra confiada en responder a las exigencias de esta nueva etapa. Y asegura que desplazarse en silla de ruedas no será un impedimento.

Preocupada de no perderse ningún detalle de la Semana Cero, Bárbara Estrada llegó a Santo Tomás Viña del Mar sabiendo que iniciaba una nueva etapa en su vida y que debe responder de la mejor manera a este desafío. Quizás lo mismo sienten sus compañeras de Técnico en Educación Parvularia, aunque en su caso debe tomar precauciones adicionales: como se desplaza en silla de ruedas, tiene que estar siempre atenta a los accesos y a las dificultades que pudiera encontrar.

Por lo mismo, tuvo la precaución de reunirse antes de iniciar sus estudios con la jefa de carrera, Ana Abigail Salinas, quien le mostró la infraestructura de la sede y la orientó respecto a los apoyos que podría tener. Y en los primeros días dice que no ha tenido problemas. “Yo había venido a una charla y ella me explicó de qué se trataba todo, me mostró las salas, el aula magna, el tema de los accesos, entonces llegar acá era lo que yo esperaba, no he tenido ninguna complicación”, asegura.

¿La razón para elegir Santo Tomás? Bárbara responde que “fueron a hacer una charla al colegio donde yo estudiaba y ahí nombraron la carrera que a mí siempre me había gustado. Además, vi las preocupaciones que tienen por nosotros, eso fue lo que me gustó de Santo Tomás. Y ahora que estoy acá me gustó que son súper unidos, que son atentos si tienes algún problema, todo eso”.

La joven quinterana señala que “desde que era chica mi sueño ha sido trabajar con niños. Ahora nos dijeron que será pronto, que salimos en dos años y medio, pero yo ya me veo proyectada con los niños, estoy muy motivada para trabajar pronto”.

 Desde Quintero a Viña del Mar

Quizás la única preocupación de Bárbara es que deberá viajar todos los días desde Quintero a Viña del Mar. Y si bien dice que en Santo Tomás no ha tenido problemas, asume que el transporte puede ser complicado. “El colegio me quedaba a dos cuadras de la casa, así que no había inconvenientes, pero ahora tendré que tomar un colectivo de Quintero a la plaza de Viña y luego otro a Santo Tomás. Veremos qué pasa, pero estoy dispuesta, nada es imposible”, sostiene.

Además, cuenta que al ingresar a la carrera se encontró con varias compañeras que también son de Quintero. “Ya conocía a algunas, así que eso también es bueno”, piensa.

Bárbara usa silla de ruedas debido a la mielomeningocele e hidrocefalia que la acompaña desde su nacimiento. A pesar de la incomodidad, señala que no busca excusas para no cumplir con sus obligaciones: “hay veces que me enfermo, pero trato de no tomar licencia, no me gusta faltar. En el colegio no pedía trato especial, solo para las hospitalizaciones me perdonaban o ayudaban de alguna forma, pero de que yo quiera faltar a clases, no”.