Este encuentro intergeneracional, en su quinta versión, volvió a la presencialidad para escuchar y aprender de las experiencias de quienes están viviendo la tercera edad.

Cerca de 40 adultos mayores del sector poniente de Rancagua fueron invitados a participar de la quinta versión del encuentro intergeneracional que realiza la carrera Servicio Social de Santo Tomás Rancagua. La tradicional actividad, que el año pasado se hizo de manera virtual, fue organizada por 70 estudiantes de cuarto año.

Coincidiendo con el mes del buen trato al adulto mayor, los jóvenes prepararon un espacio para conversar sobre tres temáticas: trabajo en el adulto mayor – remunerado o voluntario –, consecuencias de la pandemia y el rol que cumplen en la sociedad. “Es una actividad super enriquecedora para nosotros como estudiantes, para así poder conocer las vivencias de estos adultos mayores que muchas veces no son escuchados y han tenido la instancia de poder desahogarse en parte con nosotros”, comenta la estudiante Karen Rojas.

Para Mario Parra, quien está haciendo su práctica en la oficina del adulto mayor de San Vicente de Tagua Tagua, esta actividad ha ratificado el amor por la carrera: “Son hartos sentimientos que uno tenía a flor de piel en verdad, porque obviamente compartir con adultos mayores, uno que igual tiene abuelos, juega un papel fundamental en entender un poco más lo que es la tercera edad”.

A sus 91 años, Rolando Valenzuela quiso dejar un mensaje a sus anfitriones: “Debe ser un ejemplo para futuras juventudes que estudien y que también van a diplomarse algún día que vayan desde ya pensando que el respeto para el adulto mayor sea aún mejor, eso es lo que deberíamos cambiar, el respeto mutuo, eso es lo que falta en Chile”.

María Sánchez de 83 años participó por segunda vez de este encuentro y entre lágrimas comentó: “Me dio una alegría tan grande interior porque no pensé nunca que nos iban a recibir así de esa manera, con jóvenes, con globos, para mí es una gran cosa porque mayormente paso sola, por eso dejé mi casa botada, dejé todo, no hice ni mi cama, llegué y partí”. Y ya quedó comprometido un nuevo encuentro, en su casa o en el club de adulto mayor que preside, para volver a conversar y jugar lota.