Directora de Investigación UST es nombrada vicepresidenta del Comité Asesor Científico de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas de la ONU

La Dra. Andrea Leisewitz es la primera chilena en integrar este grupo que tiene como propósito proveer asesoría especializada en ciencia y tecnología a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ). “La OPAQ tiene como finalidad promover el desarme químico y biológico en situaciones de conflicto entre países”, explica.

De manera online y unánime, la Dra. Andrea Leisewitz, Directora de Investigación Aplicada e Innovación de la UST, fue escogida como la nueva Vicepresidenta del Comité Asesor Científico perteneciente a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) de la ONU, que tiene por función prestar asesoría científica en áreas relevantes para las Convenciones para la Prohibición de Armas Químicas y Biológicas, tanto a la OPAQ (ONU)-representada por el Director General- como a los estados partes y al Consejo Ejecutivo.

La OPAQ tiene sus oficinas centrales en La Haya, Holanda, y su misión es asegurar la destrucción de las armas químicas y evitar cualquier forma de su desarrollo o proliferación en el futuro, buscando con ello, la desaparición de la amenaza de guerra química en el mundo. El grupo científico que apoya esta organización lo integran 25 personas expertas e independientes de distintas partes del mundo, quienes se eligen por cuotas por región (Latinoamérica tiene cuatro cupos). Los miembros ejercen su función durante un tiempo no superior a dos mandatos consecutivos de tres años y el cargo de Presidente y Vicepresidente del Comité son elegidos cada año.

“Es un voto de confianza tremendo. Creo que la posibilidad de representar a Chile en estas materias y participar activamente del Comité es una oportunidad para el país y para nuestra Institución. Espero poder apoyar al Presidente en todo lo que haya que hacer, coordinar y dirigir”, expresa Andrea Leisewitz.

Entre los atributos que hicieron a la Directora de Investigación Aplicada e Innovación UST la persona idónea para el cargo, se destaca, por un lado, su formación y trayectoria como Doctora en Ciencias Biológicas con mención en Biología Celular y Molecular considerado por el propio Director de la OPAQ como una diferenciación que le permite vincular aspectos biológicos con el área química; y, por otro, la energía y compromiso que ha demostrado desde que ingresó al Comité en 2019.

Este hito plantea una serie de oportunidades para la UST, principalmente para dar a conocer a los estudiantes la relevancia de la temática. “Hay cosas que pasan en el mundo, debemos tener esa mirada más transversal y poder llevarla a los estudiantes de la UST; mostrarles que todo lo que hagamos tiene que ser de manera responsable; que en el área de la investigación hay buenas prácticas y una integridad científica que se debe dar a conocer”, asevera Leisewitz.

Entrevista

¿Cuál es la función de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas de la ONU y específicamente del Comité Asesor Científico del cual formas parte?

La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) es una organización creada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) bajo el marco del tratado internacional “Convención para la Prohibición de Armas Químicas”. Su función particular es aplicar este tratado y estar permanentemente en contacto con los países que son parte, velar por su implementación y ejecución.

Además, la ONU tiene otra organización que es el homólogo a esta que es la Organización para la Prohibición de Armas Biológicas y Toxínicas. El fin de ambas organizaciones es promover el desarme químico y biológico en situaciones de conflicto entre países, que no se utilice este tipo de agentes como armas para fines hostiles.

La OPAQ tiene sus oficinas principales en La Haya, Holanda, y está dirigida por el Director General. El Comité Científico del que soy parte, presta asesoría al Director de la OPAQ acerca de los nuevos avances en el área científica, porque todos los nuevos desarrollos que van surgiendo en materia de químicos, biológico, toxinas, eventualmente pueden ser mal utilizados por mentes tergiversas y transformarlos en un arma. Nuestro rol es estar permanentemente revisando los avances científicos que permiten anticipar cuáles podrían ser utilizados con fines hostiles y procurar que eso no suceda.

Este comité científico lo integramos 25 personas de distintas partes del mundo, quienes se eligen por cuotas por región. Por ejemplo, Latinoamérica tiene 4 cupos, y una vez cumplidos los periodos que duran tres años – pudiendo ser renovados por otros tres más- estos puestos deben ser ocupados por personas de la Región, con el fin de mantener el equilibrio entre países representantes.

¿Cuál es el aporte que podemos hacer desde Chile en un tema que parece más bien lejano?

En Chile se hace muy buena ciencia, se hacen muy buenos desarrollos que conectan a la gente. Pero desde ahí uno puede pensar que existen desarrollos nacionales que puedan afectar o ser utilizados dualmente, es una posibilidad. Hoy en el mundo científico se está hablado mucho de qué tipos de desarrollos hay que difundir y qué tipos de conocimientos generados en la ciencia podrían tener un elemento que podría mal utilizarse. Por ejemplo, los desarrollos que fueron utilizados por la bomba atómica: la persona que comenzó a desarrollar los temas relacionados tenía un fin biomédico, de mucho aporte a la ciencia y para la mejora de ciertas enfermedades, pero vino un tercero y tomó ese conocimiento para otro fin.

En Chile tenemos muchos desarrollos tecnológicos en ciencias químicas en el sector de la minería, por ejemplo, y en dónde es muy importante poner foco. En los procesos utilizados quedan un montón de residuos y elementos de desechos concentrados que eventualmente podrían generar contaminación o dañar los suelos. Podemos exponer ese problema y plantear desarrollar una metodología para recuperar los suelos, tomar todo ese desecho y utilizarlo de otra manera. Ese desarrollo podría perfectamente remediar suelos en Siria donde han sido víctimas de ataques químicos. Es decir, en Chile podemos aportar con ciertos desarrollos que podrían ser útiles a la larga para aportar en la función de esta organización y evitar efectos no deseados.

Entre otros temas en los cuales se pude contribuir desde esta área, tenemos, por ejemplo, lo sucedido el año pasado con el estallido social y el uso de agentes químicos para control de manifestaciones: el carrolanzaguas, las bombas lacrimógenas, entre otros. Todo eso está regulado por esta Convención Internacional y de alguna manera uno podría levantar algunas voces si se comprueba un mal uso o uno excesivo de estos agentes.

Desde el punto de vista de la UST, ¿qué desafíos y oportunidades nos plantea esta noticia?

Chile hasta agosto no tenía una ley que regulara este tema. Después de muchos años, la Dirección General de Movilización Nacional (DGMN), entidad encargada de aplicar las Convenciones para la Prohibición de Armas Químicas y Biológicas, consiguió tener una Ley -la Ley 21.250- que permitiera hacer una bajada en el país y poder aplicar los controles correspondientes. En este momento se está escribiendo el reglamento para esta ley, grupo del cual soy parte y del cual participo como Directora de Investigación Aplicada e Innovación de la UST. Mi rol es poder equilibrar entre la regulación necesaria que al mismo tiempo no impida el desarrollo de la investigación, tanto en universidades como en otras instituciones a nivel nacional, bajo el entendido de lo que sucede a nivel internacional.

Por otro lado, hay cosas que pasan en el mundo y nosotros debiéramos tener esa mirada más transversal y poder llevarla a los estudiantes; mostrarles que todo lo que hagamos tiene que ser de manera responsable; que en el área de la investigación hay buenas prácticas y una integridad científica que se debe dar a conocer. Uno lo puede llevar a un extremo y poner el ejemplo de Siria o casos de envenenamiento, que en Chile es menos probable que suceda, pero puede pasar.

¿Cuál es el valor que le otorgas a entre nombramiento?

Ya fue un honor para mí que me eligieran miembro en 2019 y ser la primera chilena en este Comité Científico. Yo no soy Químico, yo soy Bióloga de profesión, al Director le interesó mi experticia justamente porque se requiere conocer los efectos de los químicos en los organismos biológicos, y esa mirada ellos no la tenían. Por otra parte, el Comité señaló valorar mucho mi energía que se requiere para asumir este cargo.

Creo que es un voto de confianza tremendo, es un honor para mí representar a Chile en este cargo y espero poder apoyar al presidente del Comité en todo lo que haya que hacer, coordinar y dirigir. Creo que la posibilidad de representar a Chile en estas materias y participar activamente del Comité es una oportunidad para el país y para nuestra Institución.