El momento en que las autoridades decidan fecha de regreso, sin duda que no bastará hacerlo progresivamente, ya que hay que considerar 20 alumnos por sala de clase, el resguardo individual con la mascarilla, lavado de manos, conversar con adultos y pares a la distancia aprendida, así como, toda la higiene que debe permanecer en los establecimientos escolares, entre otras. Sin dejar de comprender que aquello es complejo de cumplir, es necesario tener en cuenta otras condiciones, no menos difíciles, pero no imposibles.

Estas se orientan al tacto y humor pedagógico por parte de los actores adultos de la comunidad educativa, quienes tienen a su cargo la honrosa e importante tarea de insertar a nuestros niños y niñas al medio escolar en un contexto que todavía lucha contra la pandemia.

Los profesores serán los héroes de primera línea en la educación escolar y que deberán contar con la colaboración de las familias. Tenemos que avanzar, pero con serenidad, responsabilidad y compromiso.

¿De qué se trata el tacto y el humor pedagógico? ¿Cómo actuar?

El elemento más importante del tacto pedagógico del profesor es la actitud reflexiva y atenta de detectar cómo llega a cada uno de sus alumnos, conocer y no olvidar por la situación que cada uno ha pasado. No todos los alumnos llegan con el mismo estado psicológico.

La interrelación profesor – alumno deberá ser afectuosa, cercana, justa y respetuosa, en la base del respeto mutuo y de las relaciones sanas entre profesor y alumnos. Ahí se halla la comprensión por el profesor de los intereses y necesidades de sus alumnos. Necesita percibir, orientarse y evaluar rápidamente cómo llegan ellos.  Este aspecto es crucial para el comienzo. Sugiero, primero que todo, conversar con los alumnos (en presencia de todos) y no entrar por contenidos pedagógicos, lo cual sería un error.

El humor pedagógico, en tanto, pocas veces se aborda en este medio, pero como nunca, se necesita llegar optimista y seguro frente a nuestros alumnos. Cualquier manifestación de los sentimientos del profesor en las relaciones con los alumnos (miedo, inseguridad, alegría, cariño) constituye un medio de influencia pedagógica útil y, a veces, imprescindible. Este momento lo amerita más que nunca. El profesor sensible y atento con cada alumno, sincero y sencillo, sabrá orientarse psicológicamente con cada uno de sus alumnos y estará en condiciones de educarlo. Lo contrario puede causar un daño irreparable.

Los aspectos referidos, sin duda, aportarán un clima creador, de alta actividad y seguridad en la sala de clases, principal espacio para el desarrollo, aprendizaje y contención.

En cuanto a la actividad propiamente pedagógica, los alumnos van a llegar en condiciones también diversas. Llegan con una modalidad que para todos no resultó exitosa. La efectividad del proceso de enseñanza y aprendizaje estará en la manera en que presente los contenidos, la didáctica empleada. Deberá movilizar la atención, a través de juegos, trabajo en equipo, videos, extractos de películas, expresar gráficamente las ideas con dibujos, crear situaciones problemáticas, entre otras.

No hay duda que la actividad pedagógica es uno de los dominios más complejos del trabajo humano y que las condiciones en las cuales van a reiniciar su tarea, requerirán no sólo de los dominios de su ciencia. El contexto actual, en la sala de clases, requerirá principalmente de los atributos de la personalidad del profesor.