En marzo, junto con el regreso a clases de nuestros hijos debemos tener en cuenta el mantener o tal vez retomar hábitos saludables que muchas veces en vacaciones o periodos festivos lamentablemente dejamos de lado. Es por ello que no podemos olvidar nuestra Salud Bucal, que además de ser nuestra primera carta de presentación (la sonrisa), es también la responsable de acciones fundamentales para sobrevivir como lo es el comer, deglutir y fonoarticular, entre otras.

Es por ello que debemos fortalecer los siguientes hábitos e indicaciones en los niños:

Lavar sus dientes y lengua 3 veces al día o después de cada comida; en caso de no contar con un cepillo de dientes para cepillarse al medio día, deberán cepillarse al menos 2 veces al día. Es importante que su cepillo esté en buen estado, por lo que debemos revisar que las cerdas de estos no se desalineen ni se observen abiertas. Cambiar el cepillo cada 3 meses o cada vez que observemos que está desgastado, ya que el efecto de “barrido” sobre la placa bacteriana no será eficiente si el cepillo se encuentra en malas condiciones. Es común que los niños pequeños muerdan sus cepillos y por lo mismo sea necesario cambiarlo con mayor frecuencia.

Utilizar pequeñas cantidades de pasta de dientes (similar a un grano de arroz) en niños pequeños que no saben “escupir” bien, pues suelen tragar parte de la pasta aplicada en el cepillado. Es importante, además, que la pasta dental utilizada por sus hijos contenga 1000 ppm de Flúor, ya que concentraciones inferiores no lograrán proteger efectivamente contra la caries.

Un consejo importante que quiero compartir con ustedes es evitar que las colaciones que envíen al colegio incluyan alimentos que facilitan la aparición de caries, tales como: dulces y golosinas, ya que son el alimento con mayor porcentaje de azúcar y consistencia pegajosa; bebidas colas; papas fritas, pan y galletas saladas, ya que los hidratos de carbono refinados con almidón tienen la capacidad de transformarse en azúcares, por lo que también son considerados alimentos que aumentan el riesgo de caries; jugos de frutas concentrados o con azúcares añadidos; cereales o barritas energéticas, con miel o  azúcar como parte de sus ingredientes.

Otro aspecto importante a considerar es realizar como mínimo una visita anual al dentista, para evaluar el riesgo de caries en sus hijos, poder realizar acciones preventivas y poco invasivas para evitar el desarrollo de lesiones cariosas; además este tipo de visitas son mejor aceptadas por los pacientes de menor edad y ayudan a crear cercanía con el profesional odontólogo, siendo una experiencia grata. Finalmente, debemos comprender que la educación bucal es un tema que se aprende desde niños, pero con el ejemplo de los adultos.