Eventos masivos v/s reanimación básica: ¿dónde ponemos el foco?

Hace unas semanas vivimos una lamentable situación en un evento masivo: falleció un competidor en la Maratón de Santiago debido a una paro cardiorrespiratorio (PCR), lo que generó reacciones de los medios de comunicación y de los agentes de salud para aclarar responsabilidades y minimizar los riesgos en eventos sucesivos, mostrando una pata coja de la atención de salud en estas situaciones.

Como agentes de salud, nos preguntamos de qué manera se pueden evitar estas situaciones, ¿hay que generar nuevas limitantes a los competidores?, ¿se debe mejorar las instalaciones sanitarias o elevar los estándares de atención en estos casos? ¿Contar con más y mejor equipadas ambulancias? Todas estas interrogantes son válidas y aplicables.

Podemos basarnos en las recomendaciones de la American Heart Asossiation (2015) que indican que, para el soporte vital básico, reanimación cardiopulmonar básica (RCP), se debe contar con un desfibrilador externo automático (DEA) y usarlo lo antes posible. Es por esto, que se cuenta con uno de ellos en ambulancias básicas y avanzadas de SAMU, según nuestra normativa.  Y, el año recién pasado se aprobó en la Cámara de Diputados un proyecto de ley para contar con estos aparatos en lugares públicos, desde escuelas hasta aeropuertos y centros comerciales. Proyecto que incluye para los establecimientos educacionales, la capacitación en reanimación básica y uso de DEA para estudiantes de primero a cuarto medio.

Es este el foco más importante de la discusión, la educación desde niveles iniciales en reanimación cardiopulmonar básica. Las estadísticas indican que la supervivencia de un PCR donde se recibió RCP adecuada podría aumentar hasta cuatro veces, sumado a que el 80% de las muertes súbitas ocurren en el ambiente no hospitalario, refuerza que la clave de la supervivencia es la educación de la mayor cantidad de personas en la técnica correcta de RCP básica.

Se ha vuelto viral un video donde muestran una canción con los pasos de la RCP a un nivel de niños de prekínder, evidenciando que cualquier persona puede aprender esta técnica, no requiere grandes conocimientos de anatomía o de medicina en general; pero sí de técnica y aprendizaje entregado por instituciones acreditadas y que aseguren una buena práctica, con simuladores y fantomas donde se pueda ejecutar esta técnica.

Esta educación pasa a ser parte de la responsabilidad de todos, porque podemos salvar una vida. Se puede contar con los DEA en cada esquina, en cada poste de alumbrado, pero si no se es capaz de ejecutar la RCP, la mesa vuelve a quedar coja.