A fines del 2019, como cada año, la Organización Mundial de la Salud OMS presentó al mundo el lema que les acompañaría durante el año entrante, en ese momento no lográbamos dimensionar que “El Año de la Enfermera y Partera”, declarado por este organismo internacional, sería justamente el año en el que en todo el mundo se haría visible nuestra labor, deberíamos desarrollar nuestro temple, pero sobre todo nuestra vocación de servicio y espíritu humanitario.

Lo que los profesionales de Enfermería, junto con el equipo de salud en su conjunto, han tenido que vivir no es nuevo; la historia cada cierto tiempo nos muestra que hay generaciones llamadas a ir un paso más allá, a ser quienes lideren el compromiso, la entrega y profesionalismo que exigen condiciones sanitarias extremas.

Cuando sentimos el llamado a servir a través de esta profesión, nos preparamos durante años para todos los escenarios posibles, pero sin lugar a dudas, el momento en que se hacen realidad estos escenarios supera con creces cualquier preparación; al igual que hizo Florence Nightingale, madre de la enfermería moderna, las enfermeras están sacrificándose hoy poniendo a los demás por encima de sí mismas.

La pandemia ha presentado también un nuevo escenario para todas las actividades y por cierto para las Universidades y la formación de las nuevas generaciones Enfermeras y Enfermeros, en donde todos los actores han tenido que desarrollar al máximo la creatividad, avanzar rápidamente a nuevas formas de acompañar a los estudiantes, ofreciendo alternativas innovadoras y trasformando los entornos educativos.

Hoy se celebra el día Internacional de la Enfermería y quisiera entregar mi más sincero reconocimiento a las Enfermeras y Enfermeros que, sin descanso, han puesto lo mejor de su formación y valores personales para que el máximo de personas pueda volver a sus hogares con quienes aman; también quisiera hacer un llamado a las nuevas generaciones a fortalecerse en los ejemplos de vida que nos entregan los colegas día a día, a dimensionar la importancia de nuestra labor y la necesidad de encaminar sus esfuerzos y redoblarlos para, finalmente, cumplir con absoluto profesionalismo y humanidad la tarea que se nos ha encomendado: Gestionar el cuidado de la salud de quienes no pueden hacerlo por sí mismos.

A las generaciones de Enfermeras egresadas UST, que hoy se desenvuelven en este complejo escenario, vaya mi orgullo y admiración; a las nuevas generaciones en formación mi cariño y certeza de que se transformarán en las profesionales excelentes que desean, y sabrán construir día a día este hermoso camino con la responsabilidad, perseverancia, compromiso y amor que nos caracteriza. ¡Feliz día Internacional de la Enfermería!