La flexibilidad en el aprendizaje

En periodos de crisis el aprendizaje no se detiene, por el contrario, se expande a niveles que el individuo no sospecha que están ocultos en algún espacio de su ser. Por ello, es común evidenciar a algún miembro de nuestras redes, cantando, tocando un instrumento, cocinando, ideando un espacio para practicar deporte, leyendo, escuchando música, buscando conectarse con sus seres queridos, compartiendo datos útiles para evitar salir de casa; otros teletrabajando con extensas jornadas, distribuyendo el tiempo de tal forma, de apoyar a los hijos a cumplir sus deberes escolares, en un sistema que es completamente nuevo para ellos.

En la Educación Superior no ha sido distinto, desde que ya no pudimos realizar las clases en forma presencial, iniciamos nuevos aprendizajes, significó ingresar a los hogar de todos nuestros estudiantes, apoyar de diversa formas las necesidades que a diario se iban presentando, nos convocamos en diversas capacitaciones con los docentes para afrontar el desafío de la conectividad pero no sólo desde lo tecnológico sino también desde lo humano pues las muestras de compañerismo y apoyo entre alumnos y estamento académico es probable un día se conviertan en un libro maravilloso. No fue fácil explicar a los jóvenes que la pandemia era real y que existía un alto grado de letalidad, lo que pasaba en otro continente se veía lejano, sin embargo, a poco andar empezaron a sentir el ‘frío en la piel’ cuando algún conocido declaraba estar contagiado y peor aún, cuando ya muchos conocen a alguien que falleció por Covid-19. Este aprendizaje desgarrador será un renacer para la sociedad y es que la apertura a lo nuevo no podrá tener la tradicional ‘resistencia al cambio’, no existe vuelta atrás y mientras la pandemia dure -lo que tenga que durar-, debemos seguir avanzando con todas las complicaciones que ello signifique y con todo el sacrificio y compromiso de cada uno de nosotros.

La enseñanza técnico profesional, sin duda, enfrentará un camino quizás más complejo dado el alto componente práctico en su currículum y tanto instituciones, estudiantes, docentes y centros de prácticas, deberán estar abiertos a la flexibilidad. Es muy probable que contraer la presencialidad de actividades de terreno, laboratorios y prácticas, para el último trimestre de este año, sea un escenario factible de realizar en la medida que ‘señor Covid-19’ así lo permita, mientras ello no ocurra, las instituciones de Educación Superior seguiremos avanzando en clases sincrónicas y desarrollando estos nuevos aprendizajes conducentes a formar profesionales preparados para enfrentar escenarios tan complejos como los que estamos viviendo.