Hipertensión arterial: una probabilidad mayor de complicaciones en esta pandemia

Lo que ha quedado claro estos días es que el virus SARS-COV-2 tiene un impacto directo en la mortalidad cardiovascular. También, personas con antecedentes cardiovasculares tienen mayores complicaciones ante un contagio y el inadecuado control de los factores de riesgos cardiovasculares está provocando las peores evoluciones en pacientes con infección por COVID-19.

Dos veces por semana, el Ministerio de Salud publica el informe epidemiológico COVID-19. En el N°18 incluye un análisis descriptivo de los casos notificados: al 17 de mayo con 46.059 casos confirmados, de estos 6,1% son menores de 15 años; 24,3% personas de 15-29 años; 32,4% personas de 30-44 años; 27,8% personas de 45-64 años; 9,4% adultos de 65 y más años. Según grupo de edad y sexo, en todos los rangos hay mayor predominio en hombres. En relación a la distribución de las enfermedades crónicas más frecuentes, en los casos sin y con hospitalización, lidera la hipertensión que duplica a los casos de diabetes, en pacientes hospitalizados como tercera causa está la obesidad y sin hospitalización, el asma.

El mismo día 17 de mayo fue el Día Mundial de Prevención de la Hipertensión, su lema se enfocaba hacia el control, pero el distanciamiento físico haría improbable su difusión y a nivel mundial sus acciones quedaron suspendidas.

Ya clasificada la hipertensión como factor de riesgo en esta pandemia, es indudable que en tiempos de COVID su correcto control y el cuidado adquieren mayor relevancia, siendo necesario reforzar las estrategias de intervención con personas que ya han sido diagnosticadas. Es conocido que los hombres adultos jóvenes y adultos son quienes menos adherencia tienen a un tratamiento farmacológico y de modificación de hábitos de vida saludable, de ahí su posible relación y mayor cantidad de casos graves.

La hipertensión es la descripción que se da a la presión arterial alta, cuando es igual o sobrepasa a una medición de 140/90 mmHg. Lo más característico de esta enfermedad es su nula capacidad de provocar signos o síntomas, por eso es llamada “el asesino silencioso”. Las complicaciones propias de una presión arterial no controlada por años afectan a órganos como el corazón (con riesgo de Infarto Agudo de Miocardio), cerebro (con posibilidades de un Accidente Vascular Cerebral), riñones (con Insuficiencia Renal), ojos (con un mayor riesgo de Retinopatía), entre otras alteraciones.

Acciones claves para controlar la presión arterial

Además del tratamiento farmacológico que se indique, es necesario siempre establecer intervenciones no farmacológicas individuales como:

  1. Consumo de sodio: la Organización Mundial de la Salud recomienda no más de 2g/día en adultos (5g/día de sal); la sal común está compuesta en un 60% por cloro y en un 40% por sodio. ¿Sal de mesa o sal de mar? Prefiera sal de mar, ya que posee menos concentración de cloruro de sodio y mantiene los oligoelementos esenciales (potasio, yodo, manganeso). El cloruro de sodio no sólo sirve para saborizar, sino también para preservar alimentos, de aquí la importancia de evitar alimentos preparados, latas, sobres y embutidos. Vivimos de costumbres, así que saque el salero de la mesa. Otro dato: en el mercado puede encontrar sustitutos de la sal refinada con hasta un 65% menos de sodio, su compuesto principal es el Cloruro de Potasio.
  2. Consumo de frutas y verduras a diario.
  3. Evite el sedentarismo: se aconseja acumular 150 minutos de actividad física de moderada intensidad por semana o 75 minutos semanales de actividad física activa.
  4. Sepa cuál es su índice de masa corporal (el peso dividido por la talla al cuadrado): el resultado de esta operación es normal entre 20 y 25, sobre 25 es sobrepeso y sobre 30 sería obesidad.
  5. Disminuya o evite el consumo de alcohol.
  6. Cero tabaco, cero cigarro electrónico.
  7. Busque actividades para manejar el estrés.
  8. Mida sus cifras de Presión Arterial y registre siempre los valores.

Ya no queda duda de que nuestros niños deben recibir educación para la salud desde la educación inicial: educación en acciones de prevención primaria. Los jardines infantiles, las escuelas, colegios y liceos se constituyen como el principal generador de espacios para el desarrollo de competencias. Actividades de promoción bien planificadas en niños serán un aporte considerable a la reducción de problemas sociales y de salud, hoy y en un futuro.