Desertificación y sequía, grandes amenazas para la humanidad

Cada 17 de junio se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre un problema medioambiental que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo. La desertificación se refiere a la degradación de suelos fértiles, que hace que vayan perdiendo su productividad, debido a factores climáticos o por actividades que desarrolla el hombre y que alteran el ambiente natural. Sequía y desertificación son fenómenos diferentes, pero que al interactuar juntos se potencian mutuamente.

¿Qué causa la desertificación en Chile?

Las principales causas de este fenómeno son la deforestación y la destrucción de la cubierta vegetal, generadas principalmente por incendios forestales, la agricultura y ganadería intensiva, así como la expansión urbana descontrolada, construcción de carreteras y la reasignación de agua.

A todo esto, hay que sumar las consecuencias del cambio climático, principalmente la notoria disminución de precipitaciones en la zona norte y centro de nuestro país, que ha provocado riesgos para la vegetación nativa. Esto ha generado cambios en la composición florística y en la fauna, en que las especies y ejemplares vegetales menos resistentes a la sequía tienden a desaparecer, lo que a su vez causa falta de alimento tanto para las personas como para los animales, provocando serios cambios en la cadena trófica.

¿La desertificación tiene solución?

Es difícil y lento revertir la desertificación, sobre todo si sus niveles son severos. Sin embargo, podemos mencionar algunas soluciones como:

  • La reforestación es la acción más efectiva: plantar árboles ayuda a reforestar zonas afectadas por incendios o sequías y reducir la contaminación atmosférica mediante un aire más limpio y la absorción de CO2. Además, una vez replantados los árboles, servirán como cimientos del suelo para el crecimiento de la vegetación de menor tamaño.
  • La mejora de la utilización del agua, tecnificando los riegos o a través del ahorro, la reutilización de las aguas depuradas o el almacenamiento del agua de lluvia.
  • Crear barreras naturales arbóreas para proteger las tierras de la erosión provocada por el viento (erosión eólica.)
  • Fertilización del suelo a través de la regeneración de la cubierta vegetal y evitar el uso de fertilizantes artificiales.
  • Producción sostenible: la idea es estudiar el terreno para conocer qué cultivos son más adecuados e incentivar la rotación de cultivos y el barbecho para que la tierra descanse.

Para finalizar, los invito a poder encontrar el equilibrio entre lo que demandamos y la capacidad de la tierra. Tomemos conciencia y evitemos prácticas que ponen en riesgo el medioambiente.