Si pensamos en el mar, inmediatamente nos imaginamos su color azul transparente que nos envuelve con el sonido de las olas entregándonos un sentimiento de calma y bienestar. Sin embargo, este mar puede cambiar drásticamente en momentos de mal clima, tornándose turbulento e inestable.

Esta descripción se relaciona mucho con la vida que lleva una persona con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y también con lo que vive su entorno familiar, y por ello el Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo se conmemora utilizando el color azul como bandera.

Según estudios realizados en Estados Unidos, existe una prevalencia de un caso de TEA por cada cincuenta nacimientos y este número crece año tras año. Es por ello que se hace tan necesario que como sociedad podamos responder a las demandas del presente y nos comprometamos hacia una verdadera comprensión del autismo.

Aprender a convivir con otros desde la Neurodiversidad e inclusión exige una transformación social, una nueva manera de entender a los demás y de vincularse con ellos. El TEA nos enfrenta a un desafío como sociedad, ya que nos invita a seguir avanzando, investigando, descubriendo y redescubriendo a las personas que viven con esta condición, valorando lo neurodiverso como el reconocimiento de la riqueza y complejidad de la naturaleza humana y del cerebro humano.

Visualizarlos desde las fortalezas, habilidades y competencias que tiene cada una de las personas diagnosticadas con TEA nos permitirá ir descubriendo aquellos tesoros que esconden y que muchas veces son subvalorados o desestimados.

Es necesario entonces, manifestar nuestra empatía con relación a todo lo que nos enfrentan las personas con alguna condición del espectro autista, siendo capaces de ponernos en su lugar, comprendiendo su realidad y entregando la contención necesaria para dar una atención y abordaje adecuado a sus necesidades.

Con ello, se torna altamente importante la construcción de nichos positivos, donde exista un profundo respeto por el cerebro único, donde se busque crear el mejor ambiente para el aprendizaje y la adaptación que permita el desarrollo integral de esta persona.

“La calidad de vida de una persona con Autismo depende del conocimiento que la sociedad tenga de esta”. Theo Petters