Uno de los expositores en esta jornada fue el director ejecutivo de Social B del Centro de Emprendimiento e Innovación Social, Jorge Bizama, quien habló sobre uno de los movimientos de la nueva economía.

 

Economías colaborativas: “nuevas formas de hacer negocios”, fue el nombre del seminario organizado por la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Santo Tomás Los Ángeles, cuyo objetivo era mostrar nuevas tendencias y modelos de negocios.

La instancia estuvo orientada, principalmente, a estudiantes de la Institución y, en esta oportunidad, contó con la colaboración del Centro de Desarrollo de Negocios de Sercotec Los Ángeles.

La jornada contó con “expositores relacionados a dos movimientos muy importantes y novedosos, por lo menos para la zona, en ideas de negocio o economía, que es la del bien común y las empresas B, que son las que generan un impacto social y medioambiental”, relató la jefa de carrera de Ingeniería Comercial de Santo Tomás Los Ángeles, Paola Daza.

El objetivo, explicó la académica, es que estas empresas no sólo apunten al beneficio económico, sino que también esté relacionado con la responsabilidad social; eso, “naturalmente, está asociado al sello Santo Tomás al querer formar profesionales que sean socialmente responsables”.

Uno de los expositores en este seminario fue el director ejecutivo de Social B del Centro de Emprendimiento e Innovación Social, Jorge Bizama, quien habló sobre uno de los movimientos de la nueva economía.

Se trata de las empresas B y el rol de los futuros ingenieros comerciales, administradores de empresas, emprendedores, gerentes y encargados en esta materia; la idea era que conocieran las certificaciones que, a nivel nacional, están generando estándares de ayuda y apoyo para que las empresas sean buenas para el mundo.

Normalmente, estas compañías obtienen “una certificación que logra que las empresas, desde su gestión, puedan ir generando impacto medioambiental, impacto social; ésta, muchas veces, es una herramienta de apoyo para el ingeniero comercial, profesional a cargo de estos procesos al interior de las organizaciones”, sostuvo Bizama.

Asimismo, el profesional explicó que los cambios culturales que se han ido estudiando a nivel nacional dan cuenta de que las organizaciones que lideran la temática medioambiental y social y poseen indicadores de desempeño, entre otras variables, tienen mejores resultados económicos.

A modo de ejemplo, “Unilever menciona que el 46% de su crecimiento es de empresas que son sostenibles y que son cero basura en sus fábricas, entre otras prácticas. Ante las crisis, las Empresas B tienen mejor clima laboral; varias de ellas tienen buenos lugares en indicadores como Best Place to Work y hay mayor grado de fidelización. La tendencia de los actuales estudiantes, que son de la generación millennials, dice que más del 50% quiere trabajar en empresas que generen impacto o que tengan un propósito”, explicó el experto.

En Latinoamérica, relató Bizama, Chile es uno de los países que lidera este movimiento, al registrar más Empresas B per cápita. De igual forma, agregó que en la actualidad el 85% corresponden a pequeñas y medianas empresas y el 15% son grandes empresas.

Es aquí, sostuvo, donde radica la importancia de ir agrupando empresas que se preocupan por el entorno, con trabajadores y colaboradores que también quieran trabajar apuntando a lo mismo.

Las Empresas B se definen como compañías buenas para el mundo y que se preocupan por el impacto económico que generar, que sean empresas más rentables y que vayan creciendo cada vez pero que, a la vez, generen un mayor impacto medioambiental y social positivo y tengan buenas prácticas medioambientales dentro de su modelo de negocio.

Esto quiere decir que logren generar un impacto positivo; es decir, “buenas políticas con los trabajadores, que consideren temas de inclusión, de desarrollo personal al interior de las mismas y que, ya sea por buenas prácticas o modelos de negocio que resuelvan problemáticas sociales, vayan generando ingresos y vayan creciendo en el tiempo”, expresó Bizama.

Asimismo, explicó que existen dos tipos de empresas: la que considera el modelo tradicional con buenas prácticas y la que nace para resolver una problemática social como, por ejemplo, la pobreza en los barrios.

El académico finalizó destacando el rol de Santo Tomás en materia de Innovación Social y la necesidad de impulsar instancias como la de este seminario, valorando el compromiso de generar encuentros que impulsen estas tendencias de la nueva economía, especialmente a los estudiantes, ya que es lo que va hacia el futuro.