Durante un mes los miembros de clubs de adultos mayores participaron de diversos talleres que les permitieron reactivarse, adquirir nuevos conocimientos y tener un espacio de encuentro intergeneracional.

“Reencontremos con el aprendizaje” es el nombre de un proyecto emblemático de vinculación con el medio del Instituto Profesional y Centro de Formación Técnica Santo Tomás sede Ovalle, que tiene por objetivo que las personas mayores vuelvan a las salas de clases para adquirir conocimientos que permitan mejorar su calidad de vida, así como también puedan compartir sus experiencias con los estudiantes.

Los talleres fueron impartidos por docentes y alumnos, en las áreas de informática, gastronomía, técnico en enfermería, técnico agrícola y psicopedagogía.

Los adultos mayores optaron por asistir a aquellos talleres que más les interesaban, de este modo un grupo eligió el taller de uso de nuevas tecnologías, en donde estudiantes de la carrera Analista Programador los orientaron en el uso de aplicaciones del teléfono celular, así como también del computador, entregándoles recomendaciones sobre seguridad en el uso de internet.

Para Danilo Pertierra, docente, quien estuvo a cargo del taller, esta experiencia es importante para los estudiantes puesto que les permite desarrollar “la habilidad de poder comunicarse con las personas, de explicar a alguien, que no conocen y que seguramente les va a costar entender el lenguaje técnico, entonces obviamente tienen que cambiar el lenguaje de cómo lo dicen”.

Jorge López, alumno de Analista Programador, que estuvo como tutor, comentó que “fue una experiencia bastante grata, no siempre se tiene la oportunidad de enseñarle a adultos mayores acerca de los conocimientos que tiene uno, aparte de que ellos siempre quieren compartir un poco de experiencia de su vida, lo que es positivo para uno”.

En tanto, para Alicia Rivera Segovia, perteneciente al Club de adultos mayores Jacarandá, esta “ha sido una experiencia enriquecedora y gratificante”. Ella es profesora de historia jubilada por lo que sostuvo que este taller le “permitió actualizar los conocimientos tecnológicos que tenía prácticamente olvidados, porque desde que jubilé no los había practicado. También fue gratificante por el hecho de haberme contactado con gente joven, hemos mantenido con los chicos un buen feeling”.

Por su parte, Silvia Castillo, destacó la dedicación con la que los estudiantes se dedicaron a enseñarles.

“Enseñan con mucha paciencia. Aprendí a tratar de guiar el mouse, porque se me pierde el ratoncito. Esta es la primera vez que tomo un computador y encontré que, pareciera que es tan complicado, pero no es tan difícil, si uno quisiera y pusiera todo de su parte y con más horas, yo creo que aprendería rapidito. Antes no había tenido oportunidad de usar un computador”.

Otro grupo de personas mayores participó en el taller de gastronomía, que contó con cuatro sesiones, dos de las cuales fueron destinadas a clases de panadería, donde pudieron aprender distintos tipos de panes, y su valor nutricional.

Luisa Araya, docente de la asignatura de panadería, pastelería y repostería, se refirió a esta iniciativa diciendo que es “maravillosa porque podemos compartir conocimientos, rescatar muchas de sus ideas y experiencias, también los estudiantes pueden compartir con ellos y generar la empatía. Se dice que el que enseña, aprende dos veces y ese es el objetivo, el estudiante que está enseñando, aprende nuevamente lo que le hemos enseñado”.

En cuanto a lo que aprendieron los participantes del taller, Luisa Araya comentó que “la mayoría sabía hacer pan, pero no sabían pequeños detalles o distintos tipos de panes que podían elaborar fácilmente en la casa. Aprendieron técnicas para que las utilicen en la casa, puedan desarrollar diferentes sabores y experimentar con los distintos tipos de harina. Estuvimos trabajando en la primera clase con panadería italiana hicimos ciabatta, focaccia, pan pita, también trabajamos con el pan de harina integral y pan de centeno”.

Para Camilo Carvajal, estudiante de primer año de Gastronomía esta experiencia fue “bien agradable” porque “mientras amasábamos y dejábamos las cosas fermentando, nos comentaban de recetas que ellos hacen hace años y que nosotros, ni la profesora teníamos idea que existían.  Fue muy grato porque aprendimos de ellos”.

Violeta Barraza perteneciente al club de adultos mayores “Jacaranda” participó de este taller y comentó que “esta es una enseñanza que uno no la puede despreciar, porque nos enseñan más de lo que uno sabe. Los alumnos fueron muy atentos. Aprendí a hacer el pan centeno y el pan pita, yo los hice en la casa y me quedó súper bien, son pocos ingredientes, leyendo bien el recetario que nos dan es una guía súper buena”.