Nuestro Sello y la Ética: Palabras del Rector Meriño a los nuevos profesionales UST Santiago

Dr. Rodrigo Meriño, Rector de la Universidad Santo Tomás Santiago, entregó un sentido mensaje a los nuevos profesionales de la casa de estudios, como parte de la Ceremonia de Titulación 2022.

Quiero comenzar estas palabras con 4 reflexiones: ¿Puedo vivir sin saber quién soy o en qué me quiero convertir?, ¿Cómo vivir una buena vida? y ¿Cómo alcanzar la felicidad?

Es evidente que la vida es un camino que vamos descubriendo, como dice una canción: caminante no hay camino, se hace camino al andar. Este caminar no está exento de problemas, penas y alegrías. Todo es parte de un proceso, una formación constante, que quizás nunca termine.

Respondiendo a la pregunta: ¿Puedo vivir sin saber quién soy o en qué me quiero convertir?, la respuesta es que sí, podemos hacer parte del camino, sin saber quiénes somos, pero, “solo mientras maduramos podemos darnos ese lujo”. En algún momento tendremos que afrontar responsabilidades y, ahí, sabremos en parte quiénes somos y hacia dónde vamos. Siguiendo con la reflexión (las preguntas); Una vida que valga la pena ser vivida, necesita un por qué y un para qué. No se trata de perseguir sueños inalcanzables, ni metas rígidas o una ruta preestablecida. Las personas nos vamos formando al recorrer los caminos de la vida, como dice otra canción, también al equivocarnos, pues vamos descubriendo quiénes somos y quién queremos ser. A veces, es más fácil descubrirnos si tenemos un modelo a seguir o si, tempranamente, encontramos eso que nos apasiona, que nos hace vibrar y nos motiva. Incluso, cuando tenemos un mal ejemplo, éste nos muestra qué es lo que no queremos ser en la vida.

Debemos tomar todas esas experiencias, madurar y continuar. Ustedes están aquí hoy, porque ya recorrieron parte del camino, descubrieron qué querían ser: su profesión. ¡Abrácenla! Es un momento de alegría, de legítimo orgullo, una etapa superada, una meta cumplida.

Ya comenzaron a responder las primeras dos preguntas: ¿Quiénes son y en qué se van a convertir?

Hoy, al contemplarles por última vez como estudiantes y, a la vez, como profesionales, quiero plantearles otras dos preguntas para la etapa que comienzan, alejados de quienes les vieron crecer: sus familias y nosotros, sus profesores. ¿Cómo vivir una buena vida (una que valga la pena) y cómo alcanzar la felicidad? Si nuestra labor como padres y profesores fue fructífera, esa respuesta ya está en sus corazones; ha estado siempre con ustedes. Se las enseñamos en estas aulas, en los voluntariados, prácticas, clínicas, a través de los personajes sello. Y desde la infancia en sus hogares, con sus familias. Por tanto, si quieren vivir una vida que valga la pena ser vivida y alcanzar la felicidad, la única receta es que sigan el camino de la virtud, la humildad y la integridad. Eso, en parte, lo aprendieron en la Universidad Santo Tomás, a través de nuestro Sello.

¿Cuál es nuestro sello?

Nuestro Sello se fundamenta en lo valioso que es cada ser humano, y se traduce en vivir de acuerdo con los siguientes valores: 1. El respeto a cada persona, acogiéndola en su riqueza individual –sinónimo de diversidad e inclusión-. 2. La Solidaridad para apoyar a todo quien lo necesite, y así lograr que alcance la plenitud en lo que hace. 3. El amor a la verdad y la prudencia, como criterios de rectitud en la acción. 4. El pensamiento crítico, para analizar, evaluar y resolver los problemas que enfrenten. 5. La aspiración a la excelencia, a través del esfuerzo personal constante, y la promoción de una autonomía responsable. 6. El apoyo a los demás para construir una comunidad fraterna al servicio de una sociedad más justa.

En conclusión: vivan con valores. Es lo único que permite a una sociedad trascender, es la base sobre la cual se construye un mundo mejor. Pero esto sólo se logra a través de una ética individual. La ética no se trata de un manual de instrucciones, es un poco más complejo. Entonces ¿cómo se hace?, ¿qué ofrece la ética y para qué me puede servir? Entre otras muchas cosas, la ética contribuye a formar ciudadanos íntegros, capaces de razonar, decidir y encontrar, por sí mismos, el sentido que quieran darle a sus vidas, pero a una buena vida, una que valga la pena ser vivida por ustedes, sus familias y la sociedad. Si actúan guiados por un comportamiento ético, serán profesionales íntegros y buenas personas, conscientes de su vida y capaces de interactuar con el prójimo, la comunidad y su entorno. Siempre, buscando el bien común.

La ética sirve para conocer y valorar el significado de la dignidad humana, de la libertad, del bien y la verdad. Además, ayuda a reflexionar sobre los principios que orientan la conducta. Permite conocer los valores adecuados de conducta, que son esenciales para tener una vida feliz. Además, la ética permite desarrollar hábitos de conducta moral que ayudan a la propia vida, pero también ayudan a respetar la igualdad de derechos y oportunidades de todas las personas, independiente de sus creencias, raza u orientación. Asimismo, la ética nos enseña a rechazar los estereotipos y cualquier forma de discriminación. La ética fortalece nuestras capacidades afectivas en todos los ámbitos de la vida y en las relaciones con los demás. Nos enseña, además, cómo rechazar la violencia, los prejuicios de todo tipo, los comportamientos sexistas y nos ayuda a resolver pacíficamente los conflictos. La ética permite entender que sin responsabilidad no hay libertad posible. En resumen, nos ayuda a perfeccionarnos, para ser buenas personas y ciudadanos ejemplares.

Les quiero leer la siguiente reflexión a propósito de la crisis que vive nuestro país y el mundo, ya que para salir de la crisis actual, ustedes serán fundamentales:

“Nuestra democracia se autodestruye porque ha abusado del derecho de igualdad y del derecho de libertad, porque ha enseñado al ciudadano a considerar la impertinencia como un derecho, el no respeto de las leyes como libertad, la imprudencia en las palabras como igualdad y la anarquía como felicidad»” Esta frase tiene su origen en el año 350 antes de Cristo y la firmó Isócrates discípulo de Sócrates y reflejaba que los ciudadanos de la antigua Grecia habían perdido la ética (-470 a -399 antes de Cristo). Se cree que la degradación valórica de la sociedad griega fue el principio del fin de su civilización.

Lo que nos muestra esta reflexión es que la ética aplicada a nivel individual y colectivo es la base de toda sociedad. Sin valores no hay nación, ni civilización que pueda perdurar, porque la ética nos forma como ciudadanos, al hacernos responsables de los deberes que libremente asumimos, y nos enseña a ejercer derechos, con respeto a los demás, practicando la tolerancia y la solidaridad, por medio del diálogo, con valores compartidos, como parte de una sociedad constituida por ciudadanos libres, íntegros, responsables, que conviven voluntaria y democráticamente.

Por tanto, si son fieles a nuestro Sello y aplican correctamente los criterios de su profesión, guiados por la ética, podrán elaborar las mejores normas morales que guíen su conducta y la de quienes los rodean, para que sus decisiones no sean una simple respuesta improvisada a las dificultades que, sin duda, tendrán que enfrentar. Un actuar ético será la base para decidir entre lo que es bueno y lo que es malo, es decir para construir una vida buena, esa que valga la pena ser vivida, esa que garantice que ustedes contribuirán al logro del bien común. Por último, y no menos importante, un actuar ético, integro y con valores es lo único que les permitirá alcanzar la auténtica felicidad.