ACADÉMICA UST LOS ÁNGELES LANZARÁ LIBRO SOBRE EDUCACIÓN EMOCIONAL

Faviola Inostroza: “La responsabilidad social ya no está recayendo sólo en la familia, sino también en la institución educativa”

“Educación emocional ¿necesidad o innovación?” es el nuevo libro de la Faviola Inostroza Prado, Directora de la carrera Educación Diferencial y Directora del Diplomado en Intervención Educativa del Trastorno del Espectro Autista de Universidad Santo Tomás Los Ángeles.

El texto que se pretende entregar a la editorial a fines de octubre de este año busca ayudar a docentes y estudiantes, en torno a las competencias emocionales que se deben desarrollar y trabajar en el aula. Esto, como una innovación necesaria del sistema educativo, según lo manifestó la autora e investigadora responsable, quien, en entrevista, profundizó en los detalles del manuscrito.

¿Quiénes participan en el libro?

Este texto se enmarca en el concurso de edición interna de libros de la Dirección de Investigación de la Universidad Santo Tomás. Es mi segundo libro adjudicado, pero a diferencia del primero, este involucra 8 capítulos que incluyen a más coautores, como docentes y estudiantes.

De UST sede Los Ángeles participan algunos académicos, como Graciela Baeza, Gabriel Rozas, María Karen Franz. Asimismo, Ivonne González investigadora del Centro CIIED UST y Francisco Díaz de la Universidad de Concepción, Campus Los Ángeles. De esta manera es un libro en el que cada cual, desde su especialidad hace una deconstrucción de la reconstrucción de la educación emocional en Chile, desde donde estamos, hacia dónde vamos y qué es lo que necesitamos.

¿Por qué un libro de educación emocional?

Porque debemos tener profesores capacitados en esta área, ser integrales, para también ser capaces de capacitar a las familias, porque ellas son parte del ámbito de desarrollo del estudiante, sobre todo de los más pequeños. Entonces es un aporte tanto para el estudiante o individuo, como para sus docentes y las familias. Necesitamos armar un triángulo que sea homogéneo y que vaya en una sola dirección.

La evidencia empírica demostró que era altamente necesario, de hecho, en Chile tenemos muchas estadísticas que son altamente lapidarias en cuanto a lo que está pasando con los niños y jóvenes. Por ejemplo, tenemos una de las tasas más altas de suicidio en adolescentes a nivel latinoamericano, entonces eso es súper complejo. El 74% de los estudiantes indica que ha sufrido algún tipo de acoso dentro de los colegios, entonces esto es tremendamente relevante.

Por otro lado, Chile es uno de los países que está sobre el promedio en cuanto a las horas que pasan los estudiantes dentro de un colegio, entonces de ahí que la responsabilidad social ya no está recayendo sólo en la familia, sino que también, en la institución educativa, entonces debemos hacernos cargo.

Muchas veces, la familia no es el factor protector que necesita la persona, porque no tiene las herramientas y como esto se traspasa de generación en generación, tenemos ciudadanos que no están preparados desde lo emocional y se ha demostrado que nuestras emociones influyen en un 80% en cuanto al éxito de nuestras decisiones. Entonces hay que enseñar a gestionar las emociones.

Este libro tiene un referente muy marcado que es Rafael Bisquerra, un español que lleva aproximadamente 20 años trabajando en esta temática. Él asevera que la educación emocional es una respuesta a todas las necesidades sociales del ser humano y que no están atendidas dentro del sistema educativo. Lo ve como una forma de prevenir algunas conductas sintomáticas como ansiedad, estrés, depresión, violencia y toda aquellas que hacen que la sociedad vaya decayendo. Entonces, la educación emocional surge como un promotor de la salud adecuada de las personas.

¿La educación emocional viene a innovar la educación formal?

Nuestro sistema educacional ha permanecido igual durante los últimos 100 años, donde la sociedad y la escuela han estado íntimamente ligadas porque una responde a la otra, por lo tanto, si el paradigma social ha cambiado, en términos de conciencia, de respeto, de cohesión, de participación, diálogo y todo aquello, también debió haberse actualizado la escuela y las estrategias para lograr formar seres sociales felices.

La educación emocional se propone que debiera ser desde que los niños ingresan a los sistemas educativos formales. En este caso, desde el nivel sala cuna en adelante debiera estar preparado para trabajar las emociones, por ejemplo, no tenerle temor al miedo, porque muchas veces huimos del miedo o de la tristeza.

Entonces lo que propone la educación emocional es que tienes que hacerte cargo y reconocerlo, vivirlo y luego gestionarlo. En ese sentido, es reconocer la importancia de todas las emociones, por ejemplo: la tristeza pareciera ser una emoción que a nosotros nos roba las fuerzas. Caemos en depresión y desde ahí, todo un universo de emociones. Cada emoción conlleva otras emociones, por eso los docentes deben ser competentes en eso.

¿La educación emocional genera felicidad?

Uno de los capítulos de este libro vincula a la educación emocional con lo que viniste al mundo, a ser feliz, eso lo aborda el coautor Francisco Díaz, que es psicólogo especialista del área felicidad. Él toma el capítulo de educar niños felices.

La máxima ahí es que, la felicidad no la alcanza el ser humano por sí mismo adquiriendo “cosas”, sino que la felicidad es compartida. Es decir que, la felicidad no es material, sino que se produce cuando compartes; cuando tu das, entregas tiempo al resto, ahí alcanzas mucho más fácil la felicidad.