Tamara Sepúlveda, estudiante de Terapia Ocupacional: “Una no puede complicarse y dejar de vivir por tener un hijo”

La nueva alumna tomasina asistió a la primera jornada de la Semana IVU en la sede Viña del Mar de UST acompañada de su hijo Alonso, de solo cinco meses de edad.

Mientras cientos de alumnos se movían con prisa tratando de orientarse en las diferentes dependencias de la sede Limonares, había una chica que parecía manejar su propio ritmo. Tamara Sepúlveda participaba de la primera jornada de la Semana IVU en Santo Tomás Viña del Mar y lo hacía con su pequeño hijo Alonso en brazos. De inmediato, se transformó en el centro de atención de sus nuevos compañeros y académicos de Terapia Ocupacional.

Lejos de molestarle esas miradas, Tamara se declaraba feliz por el recibimiento. “Pensé que a algunas compañeras les podría caer mal que viniera con mi hijo, pero no fue así”, cuenta, aclarando que la presencia en Santo Tomás de su bebé de cinco meses y medio fue fortuita: “la verdad es que justo hoy no tenía con quién dejarlo, así que lo tuve que traer. Mi mamá me lo va a cuidar durante el año, ahora no se pudo por problemas de última hora. Afortunadamente se portó bien”.

La nueva tomasina, quien tiene una hermana que ya egresó de la misma carrera en UST Viña del Mar, asegura que no fue una complicación tener que asistir a la primera jornada de la Semana IVU con su hijo en brazos. “No, no pensé en faltar porque en realidad las guaguas tienen que ir donde va la mamá. Si una decidió ser mamá tiene que ser lo más práctica posible y andar con el hijo. Una no puede complicarse y dejar de vivir por tener un hijo, todo lo contrario, hay que vivir la vida con el hijo”, declara.

Llanto y risas de bienvenida

En el trascurso de la larga jornada, que incluyó una bienvenida general a cargo de autoridades de Santo Tomás y otra particular con los académicos de Terapia Ocupacional, Alonso pasó por todos los estados de ánimo posibles, desde cierta incomodidad hasta dejarse regalonear por compañeras de su mamá y profesoras.

“Como toda guagua, se portó un rato bien y un rato mal. Lo que pasa es que al principio tenía hambre y sueño. Lo levanté a las ocho y él está acostumbrado a dormir hasta tarde, hasta las 11, a regalonear conmigo, entonces igual fue diferente para él comerse la compota más temprano y salir”, dice.

La presencia del bebé obviamente no pasó inadvertida, ante lo cual Tamara cuenta que “la recepción de los compañeros fue buena, la verdad es que yo esperaba un poco de rechazo, que dijeran ‘bah, ella viene con la guagua a clases, qué incómodo’, pero en realidad fue todo lo contrario”.

La misma opinión tiene de los profesores de la carrera. De hecho, la jornada terminó con la directora de escuela, Vivian Neumann, paseando en brazos a Alonso. “Igual yo conocía a los profesores porque mi hermana estudió y se tituló acá. Además, yo vine acá embarazada a hacer el tema de convalidación de ramos, entonces ellos sabían de mi caso”, señala.

Recomendación de hermana

Respecto a su ingreso a UST, solo cuenta que decidió cambiarse de universidad “por una decisión personal”, pero que las recomendaciones de su hermana fueron fundamentales en su determinación.

“Ella me dijo ‘vente a la Santo Tomás, ¿para qué vas a andar dando bote en otras universidades?’, así que empecé a hacer los trámites y acá estoy”, indica.

Finalmente, avisa que la presencia de su hijo Alonso podría repetirse durante el año: “en alguna oportunidad yo creo que voy a tener que traerlo, cuando mi mamá tenga que hacer algún trámite o se enferme. Ahí se va a tener que venir conmigo nomás, pero van a ser casos puntuales. Lo bueno es que ya sé que la acogida es buena, eso fue lo mejor”.