La reciente aplicación de la prohibición francesa al uso de celulares en los colegios públicos puede ser analizada desde la perspectiva de una normativa en defensa férrea de la forma escolar tradicional, entendida como un espacio-tiempo con ritmos propios, en los que los dispositivos tecnológicos de uso personal no tienen cabida.

Sin embargo, una investigación francesa realizada en el marco de la tesis doctoral de Melina Solari Landa analizó el uso de teléfonos celulares en contexto escolar y mostró cómo debilita la frontera del espacio y el tiempo entre la esfera personal y escolar. Sus resultados, publicados en 2016 con estudiantes menores de 13 años, evidenciaron que la mayoría de los encuestados posee teléfonos inteligentes a los que acceden permanentemente, aún cuando son conscientes que no está permitido su uso en los establecimientos educacionales.

La autora analizó cómo los usos que los estudiantes declaran hacer de ellos en el colegio desafían la forma escolar tradicional y los reglamentos internos que prohíben su utilización. Por ejemplo y a pesar de lo que se cree, el celular es utilizado en el colegio para aprendizajes escolares que no han sido propuestos por los docentes y que pueden provocar conflictos relacionales entre docentes y alumnos al poner en duda el rol del profesor como único detentor del saber.

Esta evidencia científica aporta preguntas que reabren el debate sobre qué tipo de educación se requerirá en un futuro aún incierto y en el que la adopción y apropiación masiva de tecnologías digitales están generando continuos cambios culturales.

Paola Costa

Centro de Investigación TEKIT UST

Revisa la columna en el diario Hoy x Hoy