Por parte de INAPI

Universidad Santo Tomás obtiene patente de invención nacional

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A través de su Centro de Investigación Austral Biotech, desde 2016 y hasta el 2036, la UST patentó una nueva forma de enzima que participa en la generación natural de la vainilla, ingrediente escaso y de alto costo, ampliamente usado en la industria alimentaria a nivel mundial.

Novedad, aplicación industrial y nivel inventivo, fueron parte de las características evaluadas por parte de peritos expertos que llevaron a la Universidad Santo Tomás a obtener una patente de invención nacional, a través del Centro de Investigación Austral Biotech. La solicitud que se presentó ante el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI), se realizó en 2016 y logró ser patentada durante 20 años, hasta 2036.

La invención propuesta por los investigadores de Austral Biotech corresponde a la detección de una nueva forma de enzima que participa en la generación natural de la vainilla, ingrediente escaso y de alto costo, ampliamente usado en la industria alimentaria a nivel mundial, especialmente en el uso de sabores y fragancias.

“Este tipo de registros corresponden a una muestra del trabajo que paulatinamente va mostrando frutos en cuanto a nuestra inclusión como Institución en el sistema de innovación, aportantes de tecnologías y conocimiento experto”, asegura Paula Aguilar, Directora de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la UST.

Nuevos descubrimientos

El estudio sobre la vainilla alcohol oxidasa (VAO) surgió en 2008 dentro del contexto de un proyecto desarrollado por los investigadores de Austral Biotech, quienes buscaban enzimas con actividad catalítica sobre moléculas de naturaleza fenólica, como la vainilla.

“La enzima VAO es una fenol-oxidasa y quisimos evaluar su afininidad frente a otros sustratos y en distintas condiciones de reacción. Investigar es un proceso largo, donde es necesario realizar muchas pruebas para validar una hipótesis. No todas esas pruebas funcionan, como en este caso la VAO, que no fue útil para el objetivo principal del proyecto. Sin embargo, esta patente nos alienta a seguir, y nos demuestra que hay que estar atentos a todos los resultados, ya que es posible encontrar usos a subproductos del proceso”, explicó la Dra. Nicole Ehrenfeld, quien en ese entonces, dirigía el centro Austral Biotech.

“Los polímeros utilizados son inocuos para la salud y el medioambiente, y las nanopartículas pueden presentarse solas o actuar como portadoras de otros compuestos con actividad biológica. Nuestros estudios sugieren que formulaciones de estas nanopartículas poseen características antimicrobianas, antifúngicas, mucoregenerativas, inmunoestimulantes, entre otras bondades. Por ello, nos encontramos generando alianzas con distintas empresas a nivel nacional, para evaluar las bondades antimicrobianas y antiparasitarias de distintas formulaciones de estas nanopartículas orgánicas sobre problemáticas puntuales de la actividad industrial nacional e internacional”, añade.

Uso de innovaciones tecnológicas

Este derecho de propiedad industrial convierte a la UST en el titular de la patente y el único acreditado para hacer uso de esta tecnología o para autorizar a terceros a implementarla bajo sus propias condiciones. En tanto, la Universidad es la responsable de mantener vigente dicha patente y de buscar las mejores alternativas para su explotación.

“Para nuestra unidad, un desafío permanente es aumentar el número de declaraciones de invención por parte de los investigadores. Ese elemento es fundamental, ya que da paso a cualquier actividad futura tendiente al patentamiento de una invención. Como OTL trabajamos para relacionarnos cada vez más con los investigadores de la UST con el propósito de levantar cualquier eventual invención desarrollada en sus proyectos y así motivarlos a declarar su invención e iniciar los procesos conducentes a la obtención de nuevas patentes”, comenta Paula Aguilar.

Cabe mencionar que la Universidad cuenta con un fortalecido reglamento de propiedad intelectual y de transferencia tecnológica y creación de empresas de base tecnológica. En ellos, se incluyen alternativas para su regulación, fomento e incentivo para la comunidad universitaria, específicamente en la creación de investigaciones que demuestren soluciones innovadoras con carácter de invención.